El líder socialista, Pedro Sánchez, fue reelegido como presidente del Gobierno español después de recibir el respaldo de 179 votos a favor en el Congreso, tres más de la mayoría absoluta necesaria establecida en 176, de un total de 350 diputados.

Sánchez obtuvo el apoyo de los partidos de izquierdas, independentistas, nacionalistas y regionalistas con los que previamente había alcanzado acuerdos tras ser propuesto como candidato por el rey Felipe VI el pasado 3 de octubre.

Antes de la votación, Sánchez reivindicó la plena legitimidad de su investidura e instó al Partido Popular (PP), el principal partido de la oposición, ganador de las elecciones de julio, a asumir su derrota. Destacó que su Gobierno es plenamente constitucional al residir en el Parlamento la representación de los españoles y subrayó que el poder de su Gobierno está limitado por las leyes y el mandato temporal.

"La democracia solo es posible si se acepta esa derrota temporal y limitada. Así es la democracia parlamentaria y así debe seguir siendo si queremos preservar nuestra convivencia libre y pacífica", añadió.

La formalización del nombramiento de Sánchez como jefe del Ejecutivo ahora recae en Felipe VI, quien recibirá la comunicación de la decisión de la Cámara por parte de la presidenta del Congreso, Francina Armengol.

Después de dos sesiones de investidura, marcadas por la aprobación de la amnistía a los independentistas catalanes, Sánchez logró la reelección para su tercer mandato como presidente del Gobierno español. Su desafío será mantener un complejo equilibrio con todas las formaciones que le brindaron apoyo. En sus intervenciones, Sánchez defendió la amnistía y presentó un programa para la próxima legislatura centrado en la concordia, los derechos sociales y la proyección internacional de España.