Ecuador se encuentra sumido en una profunda crisis de seguridad, con secuestros de policías, fugas de capos de prisión, motines carcelarios y ataques con explosivos, desatando noches de terror en el país sudamericano. El presidente Daniel Noboa, quien asumió el cargo en noviembre, enfrenta su primera gran prueba desde que llegó al poder con la promesa de combatir con mano dura a los grupos narcotraficantes vinculados a carteles colombianos y mexicanos.

La crisis inició con la fuga de Adolfo Macías, alias "Fito", líder de Los Choneros, la principal banda criminal del país, el cual estaba cumpliendo una condena de 34 años en la cárcel Regional de Guayaquil por delincuencia organizada, narcotráfico y asesinato. El presidente de 36 años declaró un estado de excepción y toque de queda en todo el país por 60 días.

La situación se agravó con la retención de siete policías y explosiones en una estación policial y la vivienda del presidente de la Corte Nacional. A través de un video no verificado, los secuestradores amenazaron con ejecutar a policías, civiles y militares que se encontraran en las calles después de las 11 de la noche.

El presidente Noboa, el más joven de Ecuador, responsabilizó a grupos terroristas vinculados al narcotráfico por los disturbios. "Nosotros no vamos a negociar con terroristas ni descansaremos hasta devolverles la paz a los ecuatorianos", advirtió en un video.

Las autoridades también informaron sobre la huida de otro líder narcotraficante, Fabricio Colón Pico, de Los Lobos, detenido por su presunta participación en un plan para asesinar a la fiscal general.

El país, ubicado entre los mayores productores de cocaína, Colombia y Perú, ha experimentado un aumento alarmante en la violencia relacionada con el narcotráfico, con más de 7,800 homicidios y 220 toneladas de droga incautadas en 2023. La administración de Noboa enfrenta el desafío de restaurar el orden y la seguridad en medio de una situación "sin precedentes".