El presidente Andrés Manuel López Obrador aseguró este miércoles que su gobierno no tiene la responsabilidad de detener al presidente ruso, Vladímir Putin, en caso de que decida asistir a la toma de posesión de la próxima mandataria mexicana, Claudia Sheinbaum, el 1 de octubre. Putin enfrenta una orden de aprehensión emitida por la Corte Penal Internacional (CPI) debido a la invasión de Ucrania.

"Nosotros no podemos hacer eso, no nos corresponde", declaró López Obrador durante su conferencia matutina. "Estamos en contra de las guerras y a favor de la paz, y lo que hemos propuesto en el caso de la guerra entre Rusia y Ucrania son acuerdos, que haya una intermediación", añadió, recordando que en su momento sugirió convocar al primer ministro de la India, Narendra Modi, al papa Francisco, y al secretario general de la ONU, António Guterres, para mediar y buscar una solución pacífica al conflicto.

El mandatario también enfatizó que la invitación a la toma de posesión de Sheinbaum ha sido extendida a todos los países con los que México mantiene relaciones diplomáticas. "Ellos deciden si asisten o no al evento", subrayó.

La presidenta electa, Claudia Sheinbaum, justificó la invitación a Putin como parte de un protocolo diplomático estándar. "Son notas diplomáticas que se envían normalmente cuando hay tomas de posesión presidencial y se envían a todos los países con los que hay relaciones", explicó Sheinbaum en una reciente conferencia de prensa.

En contraste, la futura mandataria anunció la semana pasada que Ecuador y Perú no recibirán invitaciones para su investidura, debido a desacuerdos con la política exterior mexicana que han generado tensiones diplomáticas con esos países. Sheinbaum, quien será la primera mujer en ocupar la Presidencia en la historia de México, también evitó confirmar si el rey de España, Felipe VI, estará presente en el acto.

La posible asistencia de Putin a la ceremonia ha generado controversia debido a su estatus de buscado internacionalmente por la CPI, pero López Obrador dejó claro que México mantendrá su política de neutralidad y respeto a las relaciones diplomáticas.