Luego de semanas de ausencia y con sus redes sociales cerradas desde abril pasado, la exalcaldesa de Cuauhtémoc, Sandra Cuevas, reapareció en la escena pública con la inauguración de una galería de arte en la Ciudad de México. Su retorno, sin embargo, no estuvo exento de polémica. En una reciente entrevista, la también empresaria lanzó una serie de señalamientos directos contra figuras políticas como Ricardo Monreal y la actual alcaldesa, Alessandra Rojo de la Vega.

Cuevas acusó a Monreal de operar, a través terceros, actividades de control en la vía pública de la alcaldía Cuauhtémoc. En particular, mencionó a un personaje identificado como “El Jave”, a quien atribuyó vínculos con el exsenador y con la campaña de su hija, Catalina Monreal. "Es el que actualmente opera la vía pública para reportarle al Dr. Ricardo Monreal", afirmó, y acusó a la actual administración de complicidad al mantenerlo en funciones.

En su arremetida, Cuevas también dirigió severas críticas a Alessandra Rojo de la Vega, a quien calificó como "mentirosa, farsante, manipuladora" y “floja”, al acusarla de ausentarse con frecuencia. “No solamente es una cretina, es también pendeja... no sabe trabajar. Pero aquí ya se acabó el show, ya se acabó el que me estén violentando Ricardo Monreal y sus gatos”, expresó en un tono áspero, sin ofrecer pruebas documentales sobre sus acusaciones.

A lo largo de su intervención, la exfuncionaria denunció ser blanco de una campaña de violencia política, que incluye —según dijo— intentos de vincularla sin fundamentos al crimen organizado, a la Unión Tepito y a actividades de extorsión. “A mí no me vuelven a vincular con el crimen organizado... porque si algo he hecho en mi vida es trabajar y ganarme lo que tengo”, defendió.

La tensión se enmarca en el contexto de un audio difundido semanas atrás, donde se escucha una voz atribuida a Cuevas solicitando un encuentro con “El Jave”, presuntamente para acordar actividades relacionadas con cobros en la vía pública. Este material fue dado a conocer por Rojo de la Vega, quien señaló que el contenido era indicio de prácticas irregulares.

El regreso de Sandra Cuevas, marcado por la apertura de un espacio cultural, revela un intento por reposicionar su figura pública, aunque lo hace desde el conflicto y la confrontación política. Sus declaraciones —sin aportar evidencias más allá del discurso— reavivan las divisiones al interior de la oposición en la capital y colocan nuevamente bajo escrutinio la gestión anterior en Cuauhtémoc. La disputa, lejos de cerrarse, parece escalar hacia una nueva etapa de enfrentamientos retóricos entre viejos y nuevos liderazgos.