Estados Unidos se dispone a duplicar los aranceles al acero y al aluminio, llevándolos al 50 %, a partir de este martes, en un nuevo impulso a la política comercial del presidente Donald Trump, en un contexto de creciente incertidumbre legal y diplomática. La decisión llega tras el reciente levantamiento, por parte de una Corte de Apelaciones, del bloqueo judicial que había suspendido buena parte de la estrategia arancelaria de la Casa Blanca.

El aumento afectará principalmente a Canadá, Brasil, México, Corea del Sur y Vietnam en lo que respecta al acero, así como a Emiratos Árabes Unidos, Rusia y China en el caso del aluminio. Estos aranceles, a diferencia de los denominados “aranceles recíprocos” bajo la Ley de Poderes Económicos en Emergencias Internacionales (IEEPA), se amparan en la Ley Comercial de 1962 y no estaban en disputa en los recientes litigios.

El anuncio se realizó desde una planta de U.S. Steel en Pensilvania, escenario cargado de simbolismo, especialmente tras la polémica aprobación de la inversión de Nippon Steel en la icónica acería estadounidense. Trump presentó la operación —una inversión japonesa de 14 mil millones de dólares— como una “asociación”, no como una fusión o adquisición.

El movimiento también busca contrarrestar la narrativa crítica de que sus amenazas en política comercial son inconsistentes, una percepción popularizada por la expresión ‘TACO trade’ (Trump Always Chickens Out). Trump rechazó tajantemente esta idea, insistiendo en que sus acciones responden a una estrategia bien calculada.

La Casa Blanca confirmó este lunes que se ha enviado una carta a los socios comerciales para recordarles que se acerca el plazo, en julio, para la activación de los llamados “aranceles recíprocos”. La portavoz Karoline Leavitt subrayó que el gobierno está avanzando en las negociaciones con los principales socios, y que no debe interpretarse la carta como señal de insatisfacción con el ritmo actual de los diálogos.

La nueva escalada de aranceles añade una capa de incertidumbre a la guerra comercial en curso. Desde Bruselas, la Comisión Europea lamentó la acción unilateral de Washington, recordando que se había acordado acelerar las negociaciones para evitar precisamente un incremento de tensiones antes de julio.

El comisario europeo de Comercio, Maros Sefcovic, se reunirá este miércoles en París con el representante estadounidense Jamieson Greer para intentar encauzar las conversaciones.

El panorama se complica además en el frente con China. A pesar de la tregua pactada en mayo, Trump ha acusado recientemente a Pekín de violar lo acordado, mientras China sostiene que es Washington quien ha incumplido los compromisos, imponiendo nuevas restricciones en sectores como el de los semiconductores y endureciendo los controles migratorios.

Por el momento, no se vislumbra un contacto directo entre Trump y el presidente Xi Jinping, pese a que desde Washington se espera que una llamada entre ambos mandatarios pueda desbloquear la situación.

El nuevo giro en la política arancelaria de Trump, a las puertas de un año electoral y con la economía estadounidense desacelerándose, añade presión a un sistema comercial global ya tensionado, y plantea dudas sobre el impacto a medio plazo en las relaciones de Estados Unidos con sus principales aliados y competidores estratégicos.