El presidente chino, Xi Jinping, y su homólogo estadounidense, Donald Trump, sostuvieron este jueves una conversación telefónica a petición del mandatario republicano, en un intento por aliviar las crecientes tensiones comerciales entre ambas potencias. La llamada, confirmada por la agencia estatal china Xinhua, se produce en un contexto marcado por el deterioro de la reciente tregua arancelaria pactada el pasado mes de mayo.

El acuerdo contemplaba una reducción recíproca de aranceles: Estados Unidos se comprometía a bajar sus gravámenes del 145 % al 30 %, mientras que China los reduciría del 125 % al 10 %, con el objetivo de abrir una vía hacia un entendimiento más amplio. No obstante, en las últimas semanas, las acusaciones cruzadas han reavivado el conflicto. Desde Pekín, se denuncia que Washington ha incumplido el acuerdo mediante la imposición de nuevas medidas de “supresión extrema”, incluyendo controles a la exportación de chips avanzados y la cancelación de visados para estudiantes chinos.

Por su parte, las autoridades estadounidenses sostienen que China está bloqueando la concesión de nuevas licencias de exportación de tierras raras y componentes estratégicos necesarios para la fabricación de semiconductores y automóviles, elementos clave en la cadena de suministro global.

En este clima de creciente desconfianza, la llamada entre Xi y Trump había sido anticipada por el secretario del Tesoro de EE.UU., Scott Bessent, como un posible mecanismo para destrabar el estancamiento actual. Sin embargo, el contacto telefónico no parece haber disipado por completo las tensiones. A las fricciones comerciales se suma un trasfondo de rivalidad estratégica, evidenciado en los recientes intercambios durante el foro de seguridad Shangri-La celebrado en Singapur. Allí, el jefe del Pentágono acusó a China de intentar alterar el equilibrio geopolítico en Asia, señalamiento que fue rechazado tajantemente por las autoridades chinas.

El curso de las relaciones bilaterales en las próximas semanas será determinante para evaluar si esta nueva fase de diálogo logra frenar la escalada o si, por el contrario, se profundiza el enfrentamiento entre las dos mayores economías del mundo.