La presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo, expresó este martes su respaldo a la exmandataria argentina Cristina Fernández de Kirchner, luego de que la Corte Suprema de ese país ratificara la condena a seis años de prisión e inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos, dictada en su contra por presuntas irregularidades en la concesión de obras viales durante su gobierno.

“Todo nuestro respaldo, toda nuestra solidaridad con Cristina”, afirmó Sheinbaum desde Palacio Nacional, al señalar que, desde su perspectiva, el caso tiene un claro trasfondo político: “Es un asunto más político que jurídico”.

El máximo tribunal argentino desechó el último recurso legal presentado por la expresidenta y convalidó el fallo emitido en 2022 por el Tribunal Oral Federal 2, que consideró acreditada su responsabilidad en irregularidades relacionadas con la asignación de contratos de obra pública en la provincia de Santa Cruz. La sentencia fue confirmada por unanimidad por los jueces Horacio Rosatti, Carlos Rosenkrantz y Ricardo Lorenzetti, quienes enfatizaron en su resolución que se garantizó el debido proceso y que el fallo “constituye una derivación razonada del derecho vigente”.

Con esta resolución, se despeja el camino para que el juez Jorge Gorini, responsable del tribunal que dictó la condena, ordene su ejecución en las próximas horas. Si bien Fernández tiene derecho a solicitar prisión domiciliaria por su edad —cumple con el umbral de más de 70 años—, la confirmación judicial marca un hito en la historia reciente de Argentina, al convertirla en la primera expresidenta democrática en enfrentar una pena de prisión efectiva.

La sentencia ha generado una fuerte polarización en el ámbito político argentino. El actual presidente, Javier Milei, celebró el fallo con un escueto “Justicia. Fin”, y lo enmarcó como prueba del funcionamiento institucional. En contraste, dentro del peronismo —sector que históricamente ha respaldado a Fernández— comienza a gestarse una narrativa de persecución judicial, o “lawfare”, similar a la sostenida por líderes regionales en casos judiciales contra expresidentes.

La solidaridad de Claudia Sheinbaum no es un gesto aislado: se inscribe en una tradición de respaldo político entre figuras progresistas latinoamericanas cuando enfrentan procesos judiciales que perciben como motivados por intereses adversos. “Nuestra postura es clara: apoyo a Cristina, porque lo que está ocurriendo no puede separarse del contexto político”, insistió la mandataria mexicana.

La condena contra Fernández —segunda presidenta en la historia democrática argentina en recibir una sentencia, pero la primera con posibilidad de encarcelamiento efectivo— podría tener efectos de largo alcance, tanto en la dinámica política interna del país sudamericano como en las relaciones regionales. El gesto de Sheinbaum, por tanto, no solo subraya una afinidad ideológica, sino también una toma de posición en un escenario judicial y diplomático cada vez más intrincado en América Latina.