En un contexto de paro laboral por parte de trabajadores del Poder Judicial y tras las críticas del embajador de Estados Unidos en México, Ken Salazar, el presidente Andrés Manuel López Obrador defendió enérgicamente la reforma al Poder Judicial durante su conferencia matutina en Palacio Nacional.

Ante los medios de comunicación, el mandatario justificó la reforma como parte de su lucha contra la corrupción, uno de los pilares de la Cuarta Transformación. “Podemos ir limpiando de corrupción al Poder Judicial y que los jueces, magistrados y ministros sepan que representan al pueblo, a la nación y que su función es impartir justicia”, subrayó López Obrador, quien también cuestionó las razones detrás de la oposición a la reforma por parte de los trabajadores.

El presidente hizo referencia al Artículo 39 de la Constitución mexicana, que establece que el pueblo tiene el poder de cambiar la forma de su gobierno, incluyendo la elección de jueces y magistrados. “¿Por qué se elige al presidente de la República y no se va a poder elegir a los jueces, magistrados?”, inquirió.

La Reforma al Poder Judicial:
La propuesta de reforma incluye una serie de modificaciones constitucionales y legales que buscan combatir la corrupción, el nepotismo y la impunidad en el sistema judicial. Uno de los puntos más destacados es la elección por voto popular de jueces y magistrados, un cambio significativo respecto al sistema actual.

Se prevé que, de aprobarse la reforma, en 2025 se realice una elección extraordinaria para renovar a los miembros del Poder Judicial, con un nuevo esquema que reduce la duración de los mandatos de 15 a 12 años. Además, los actuales funcionarios podrían postularse nuevamente, lo que implicaría cambios importantes en la conformación del sistema judicial.

López Obrador reiteró que la reforma tiene como objetivo democratizar el Poder Judicial y hacer más participativo el proceso de selección de sus representantes. Sin embargo, las críticas y el paro laboral muestran que la propuesta enfrenta una fuerte resistencia, tanto a nivel nacional como internacional. El futuro de la reforma dependerá de su aprobación y de cómo se gestionen las tensiones actuales.