Durante su última conferencia matutina como presidente de México, Andrés Manuel López Obrador reafirmó su compromiso con la austeridad, no solo como una política administrativa, sino como un principio de vida. El mandatario hizo un llamado a la ciudadanía para seguir practicando lo que denominó la "austeridad republicana juarista" y la "pobreza franciscana", en un mensaje dirigido a sus sucesores y al pueblo mexicano.

López Obrador subrayó que la felicidad no reside en la acumulación de bienes materiales, fama o títulos, sino en vivir en paz con la conciencia propia y en armonía con el prójimo. "La felicidad no es acumular bienes materiales, riqueza, fama, títulos. La felicidad es estar bien con nuestra conciencia y el prójimo", señaló el mandatario.

El presidente resaltó que su gobierno "avanzó" porque no permitieron la corrupción y lograron implementar un modelo de gobierno sin lujos innecesarios. "Se ha ahorrado y se ha distribuido lo ahorrado en la gente", afirmó, destacando cómo la austeridad permitió redirigir recursos hacia quienes más lo necesitaban.

La "austeridad republicana" fue una de las banderas más prominentes de su administración, con el objetivo de eliminar excesos en los altos mandos del gobierno, reducir los sueldos de funcionarios y evitar gastos suntuosos. López Obrador reiteró que esta política no fue meramente administrativa, sino un valor fundamental de su gestión que buscó erradicar la corrupción y mejorar el bienestar de las personas.

En su despedida, López Obrador hizo un llamado a seguir con la austeridad, no solo en el ámbito gubernamental, sino también en la vida cotidiana de los mexicanos. "La felicidad no está en lo material, sino en los valores y en el bienestar compartido", concluyó, dejando como legado un modelo basado en la sencillez y el compromiso social.