Bonilla se ausenta en medio de crisis administrativa; viajará a Roma, Italia

Chihuahua Capital11 de junio de 2025 Por BP Staff
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En medio de una crisis creciente en su administración y con cuestionamientos por el uso de deuda pública, el alcalde de Chihuahua, Marco Bonilla Mendoza, solicitó licencia para ausentarse del cargo del 17 al 24 de junio. La solicitud, aprobada por unanimidad en la sesión de Cabildo de este miércoles 11 de junio, plantea que la regidora Patricia Ulate Bernal quedará como encargada del despacho de la Presidencia Municipal durante su ausencia.

Aunque el trámite fue formal y se ciñó al protocolo establecido —bajo el oficio 136-2025 Chih/Desp.Pres—, el contexto de la decisión no deja de generar suspicacias. Trascendió que Bonilla viajará a Roma, Italia, sin que hasta el momento se haya emitido una justificación pública o técnica sobre los motivos del viaje, más allá de lo que podría tratarse de una licencia por razones personales.

La ausencia se da en un momento particularmente delicado para la capital del estado. Aún resuenan los efectos del fracaso administrativo para concretar un crédito de 570 millones de pesos, originalmente destinado a obras viales estratégicas, cuya ejecución fallida expuso deficiencias de planeación y presuntas irregularidades que terminaron en el rechazo de la Secretaría de Hacienda federal. Ahora, el edil ha solicitado de nuevo al Congreso del Estado que le autorice dicho financiamiento, pero el desgaste político ya está en curso.

En paralelo, la infraestructura urbana continúa en deterioro, y los señalamientos sobre la proliferación de fraccionamientos sin vías de acceso adecuadas apuntan directamente a la falta de visión y control desde el despacho que ahora quedará temporalmente acéfalo. Además, la tensión con la gobernadora Maru Campos, otrora aliada cercana, ha escalado al punto en que ya se perfilan nuevos nombres para sucederla en 2027, ante la caída de Bonilla en el tablero político del PAN.

La licencia actual se suma a una serie de viajes recientes del alcalde —a Colombia y Ciudad de México— que tampoco han sido respaldados con resultados concretos en beneficio de la ciudad. Lejos de garantizar inversiones, recursos o acuerdos visibles, esas salidas han alimentado la percepción de un mandatario más enfocado en su proyección personal que en la gestión municipal.

Que un servidor público ejerza su derecho a ausentarse por motivos personales o de representación no es, en sí mismo, condenable. Sin embargo, en política, el momento lo es todo. Con una ciudad presionada por la falta de infraestructura, una administración bajo escrutinio por el manejo de la deuda, y un distanciamiento cada vez más evidente de sus propios cuadros partidistas, la decisión de ausentarse y, además, elegir Roma como destino, no pasa desapercibida.

Quizá Bonilla creyó en el viejo adagio de que todos los caminos conducen a Roma, pero en este punto de su trayectoria, bien podría estar encaminándose a un destino menos glorioso. La narrativa de liderazgo y compromiso que lo llevó a un segundo mandato se tambalea, y lo hace justo cuando más presencia, rendición de cuentas y solidez se espera desde su oficina.

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