Trump se defiende de acusaciones de autoritarismo: “No soy un dictador, soy un hombre con gran sentido común”

Mundo26/08/2025BP StaffBP Staff
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En medio de una nueva polémica por el despliegue de tropas federales en la capital estadounidense y sus amenazas de replicar la medida en Chicago, el presidente Donald Trump negó este lunes ser un dictador y se autodefinió como “una persona con gran sentido común”. Las declaraciones se produjeron desde el Despacho Oval, minutos antes de la firma de cuatro órdenes ejecutivas relacionadas con temas de seguridad y orden público.

“No soy un dictador. Soy un hombre con gran sentido común y una persona inteligente”, afirmó Trump, en respuesta a las críticas que ha recibido por sus decisiones de seguridad interior, particularmente por el despliegue de fuerzas en Washington D.C., y sus amenazas de enviar tropas federales a otras ciudades gobernadas por demócratas, como Chicago.

El mandatario ha argumentado que estas medidas responden a lo que califica como “niveles inaceptables de criminalidad” y la supuesta inacción de las autoridades locales. Sin embargo, la estadística federal no ubica actualmente a Chicago entre las ciudades con los mayores índices de criminalidad en EE.UU., lo que ha desatado una ola de cuestionamientos por parte de expertos y autoridades locales, incluido el gobernador de Illinois, JB Pritzker.

“Cuando tengo a un tipo como Pritzker criticándonos antes incluso de que lleguemos, digo: ‘La siguiente debería ser Chicago’. Como todos saben, Chicago es un campo de muerte en este momento y no lo reconocen”, señaló Trump, con un lenguaje que busca dramatizar la situación urbana para justificar medidas extraordinarias.

Ante los señalamientos de autoritarismo, el presidente ironizó sobre las acusaciones. “Dicen: ‘Libertad, libertad. Él es un dictador’. Mucha gente está diciendo: ‘Bueno, tal vez nos vendría bien un dictador.’ A mí no me gustan los dictadores”, comentó, aunque sus palabras, lejos de disipar las inquietudes, generaron nuevas interpretaciones sobre su forma de concebir el liderazgo.

Trump lamentó que, según su visión, en lugar de recibir reconocimiento por sus acciones de seguridad, esté siendo acusado de socavar el sistema republicano: “Estas personas están mal de la cabeza”, expresó con dureza, en alusión a sus críticos.

Las declaraciones del mandatario se producen en un contexto político especialmente sensible, donde las tensiones entre el Ejecutivo federal y gobiernos locales han escalado, y donde la narrativa sobre el autoritarismo —alimentada tanto por opositores como por algunos de sus gestos retóricos— se vuelve un elemento central de la disputa pública.

Trump parece estar ensayando una doble estrategia: desafiar abiertamente a las autoridades estatales y locales que considera débiles o ideológicamente contrarias, y al mismo tiempo posicionarse como un líder “firme pero razonable”, que actúa —según él— por el bien del país. Sin embargo, esta narrativa continúa dividiendo a la opinión pública, en un clima donde las líneas entre seguridad, legalidad y poder ejecutivo siguen difuminándose.
 
 
 

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