

En un mensaje que rompe con la diplomacia tradicional, la presidenta Claudia Sheinbaum lanzó una crítica directa al papel actual de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), al considerar que el organismo ha perdido fuerza, capacidad de acción y relevancia frente a los desafíos globales contemporáneos. En el marco de su conferencia matutina del 4 de noviembre, la mandataria hizo un llamado a la comunidad internacional para abrir una discusión profunda sobre la estructura y el funcionamiento del sistema multilateral.
“Naciones Unidas ha perdido su fortaleza”, expresó Sheinbaum, al subrayar que las principales crisis humanitarias, los conflictos armados y las tensiones diplomáticas que sacuden al planeta exigen un replanteamiento del rol de la ONU y, en particular, del Consejo de Seguridad. A su juicio, el mecanismo actual ha demostrado ser ineficaz frente a problemas que requieren respuestas colectivas urgentes y decisiones con legitimidad global.
La mandataria mexicana se sumó así a una corriente crítica que desde hace años señala la parálisis del organismo, en especial por el uso recurrente del derecho de veto por parte de los miembros permanentes del Consejo de Seguridad, lo que ha impedido tomar acciones en conflictos como los de Ucrania, Palestina o Siria. “Es un momento importante para que los países discutan el papel de Naciones Unidas”, insistió Sheinbaum, al plantear la necesidad de una nueva visión del multilateralismo.
Su posicionamiento marca un giro en la postura tradicionalmente cautelosa de México frente al sistema de Naciones Unidas. Si bien el país ha sido un promotor histórico del diálogo y la cooperación internacional, el actual gobierno ha optado por adoptar una voz más activa y crítica en escenarios donde percibe que el orden institucional global ha sido superado por los hechos.
La declaración se produce en un contexto de creciente cuestionamiento internacional hacia el funcionamiento del sistema multilateral, en un mundo marcado por desigualdades persistentes, crisis migratorias, impactos climáticos extremos y el resurgimiento de conflictos armados. En ese escenario, la voz de México, al frente de una presidencia que busca posicionarse como actor relevante del sur global, adquiere una resonancia particular.
El planteamiento de Sheinbaum no propone una ruptura con la ONU, sino una revisión profunda de su arquitectura de poder y de su capacidad operativa. La propuesta apunta a iniciar un debate necesario sobre cómo adaptar las instituciones globales a los desafíos del siglo XXI, con una visión más democrática, incluyente y eficaz. El momento, dijo, exige valentía política y voluntad colectiva para repensar los pilares de la gobernanza internacional.












