El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, anunció hoy una orden ejecutiva que impondrá restricciones severas a las solicitudes de asilo en la frontera con México. Esta medida, que entra en vigor este martes, representa una de las acciones más estrictas de su administración en materia de inmigración y llega en plena campaña para las elecciones presidenciales de noviembre próximo.

La orden ejecutiva permitirá a las autoridades estadounidenses deportar rápidamente a aquellos migrantes que no cumplan con unos estándares de asilo mucho más estrictos cuando las detenciones diarias en la frontera superen las 2,500. Según altos funcionarios estadounidenses, actualmente se están registrando en promedio 4,200 arrestos diarios, cifra que justifica la implementación inmediata de la medida.

Bajo la nueva orden, los migrantes deberán demostrar una "posibilidad razonable" de que enfrentarán tortura o persecución si son devueltos a sus países de origen para calificar para el asilo. Esta norma elevará significativamente el umbral de pruebas requerido, comparado con los estándares anteriores. Los migrantes que no puedan cumplir con este nuevo criterio serán deportados en cuestión de horas o días.

La política de deportaciones variará según la nacionalidad del migrante. Aquellos procedentes de México, Cuba, Haití, Nicaragua y Venezuela serán devueltos directamente a México bajo acuerdos existentes con las autoridades mexicanas. Los migrantes de otras naciones, como Colombia o Ecuador, serán expulsados mediante vuelos de deportación.

La orden ejecutiva contempla algunas excepciones. Los menores no acompañados, víctimas de tráfico humano, aquellos que enfrenten emergencias médicas agudas o amenazas extremas a su vida no estarán sujetos a estas restricciones. Además, se seguirán procesando los casos de asilo de personas que hayan solicitado una cita a través de la aplicación móvil CBP One, que ofrece alrededor de 1,450 citas diarias para solicitar asilo.

El presidente Biden firmará la orden en un evento en la Casa Blanca a las 14:00 h local, acompañado por varios alcaldes de ciudades fronterizas. Esta medida unilateral llega después de múltiples intentos fallidos de alcanzar un acuerdo bipartidista en el Congreso sobre la reforma migratoria. La orden se presenta en un momento crucial, a seis meses de las elecciones presidenciales, donde Biden busca ser reelegido y enfrentará nuevamente al expresidente Donald Trump, quien ha criticado la medida, calificándola de "amnistía".

La administración Biden sostiene que esta medida es necesaria para controlar el flujo de migrantes y garantizar que el sistema de asilo de EE.UU. no sea abusado. No obstante, la política ha generado críticas tanto de defensores de los derechos de los migrantes, que la consideran inhumana, como de los opositores políticos, quienes argumentan que no será efectiva para frenar la inmigración ilegal.

La implementación de esta orden ejecutiva marca un cambio significativo en la política migratoria de Estados Unidos, reflejando las crecientes tensiones y desafíos en la frontera con México. A medida que se acercan las elecciones, la efectividad y las repercusiones de esta medida estarán bajo escrutinio tanto de la opinión pública como de los expertos en inmigración.