Kamala Harris aceptó la nominación presidencial del Partido Demócrata en una vibrante convención celebrada en el United Center de Chicago. La vicepresidenta prometió un liderazgo firme basado en la defensa de los valores democráticos y los derechos humanos, diferenciándose de su oponente republicano, Donald Trump.

Durante su discurso, Harris se distanció de las políticas de Trump, enfatizando su rechazo a las relaciones con "tiranos y dictadores" como Kim Jong-un. "No seré amigable con aquellos que desean que Trump gane", declaró. También reafirmó su apoyo a Ucrania y a las alianzas internacionales, subrayando su compromiso con la estabilidad en Europa y el respaldo a la OTAN.

En cuanto al conflicto en Gaza, Harris expresó su apoyo al derecho de Israel a defenderse, al tiempo que reconoció la devastadora crisis humanitaria en la región. “Lo que ha pasado en Gaza en estos diez meses es devastador. Muchas vidas perdidas. La escala de sufrimiento rompe el corazón”, lamentó.

La reforma migratoria también fue un tema central en su discurso. Harris abogó por regularizar a más de once millones de migrantes indocumentados en Estados Unidos, al tiempo que garantizó la seguridad fronteriza. "Creo que podemos hacerle justicia a nuestra herencia como nación de migrantes", afirmó ante una multitud que la ovacionó.

Harris también dirigió fuertes críticas a Trump, advirtiendo sobre las graves consecuencias de un posible regreso del expresidente a la Casa Blanca. "Donald Trump, de muchas maneras, no es un hombre serio", afirmó Harris, añadiendo que "las consecuencias de poner a Donald Trump de vuelta en la Casa Blanca son extremadamente serias". Acusó a Trump de querer retroceder al país y de utilizar los poderes presidenciales para su propio beneficio.

Kamala Harris cerró su discurso haciendo un llamado a la unidad y prometiendo ser una presidenta que guíe a la nación hacia un futuro más inclusivo y próspero. “Seré una presidenta que nos una en torno a nuestras más altas aspiraciones. Una presidenta que guíe y escuche”, concluyó Harris, recibiendo una ovación por parte de los miles de asistentes. Con 75 días hasta las elecciones, Harris enfrenta el reto de consolidar su apoyo entre los votantes y liderar un país profundamente dividido.