

El histórico líder del Cártel de Sinaloa, Ismael “El Mayo” Zambada García, de 77 años, se declaró culpable este lunes en una corte federal de Nueva York de dos cargos relacionados con crimen organizado. El narcotraficante mexicano aceptó su responsabilidad por los delitos de empresa criminal continua y crimen organizado, durante una audiencia presidida por el juez Brian Cogan en la Corte del Distrito Este de Brooklyn.
Con esta decisión, Zambada evita un juicio público, pero renuncia a cualquier posibilidad de apelar la condena que se dictará el próximo 13 de enero de 2026, y que se prevé sea cadena perpetua. Además, el juez Cogan detalló que el gobierno de Estados Unidos valoró en 15 mil millones de dólares los bienes y activos generados por el capo en más de cinco décadas de actividades ilícitas, recursos que deberán ser entregados a la justicia estadounidense.
En una extensa declaración, el cofundador del Cártel de Sinaloa asumió su responsabilidad por el daño causado por las drogas en ambos lados de la frontera. “Reconozco el gran daño que las drogas han provocado a Estados Unidos, México y otros lugares. Asumo la responsabilidad y pido perdón a aquellas personas que se hayan visto afectadas por mis acciones”, expresó. También admitió haber “promovido la corrupción de policías, militares y políticos” en México.
La audiencia se prolongó por unos 45 minutos, con la presencia de una treintena de periodistas, agentes de la DEA y funcionarios judiciales, aunque Zambada no estuvo acompañado por familiares, a diferencia de otros juicios contra capos mexicanos.
El cambio de postura del capo ocurre apenas tres semanas después de que la Fiscalía estadounidense decidió no buscar la pena de muerte en su contra. Desde septiembre del año pasado, cuando fue trasladado a Nueva York tras su captura en Nuevo México, Zambada se había declarado inocente. Sin embargo, en febrero, su abogado ya había adelantado que la renuncia a la pena capital podría abrir la puerta a un acuerdo.
El Mayo fue detenido el 25 de julio de 2024 junto a Joaquín Guzmán López, hijo de Joaquín “El Chapo” Guzmán, tras lo que él mismo denunció como una trampa tendida por el joven capo. Su arresto y traslado a Estados Unidos desató una ola de violencia en Sinaloa por la pugna entre las facciones de “Los Mayos” y “Los Chapitos”, que ha dejado más de mil 700 muertos.
La sentencia de enero definirá el destino del último gran líder histórico del Cártel de Sinaloa, cuya captura marca un golpe decisivo contra una de las organizaciones criminales más poderosas del mundo.