En medio de la suspensión de la relación entre el presidente Andrés Manuel López Obrador y las embajadas de Estados Unidos y Canadá, debido a desacuerdos por la reforma judicial, el embajador estadounidense en México, Ken Salazar, visitó el estado de Chihuahua, donde fue recibido por la gobernadora Maru Campos.

Aunque el encuentro entre Salazar y Campos no incluyó temas relevantes más allá de las fotografías protocolarias, analistas señalan que el acto tiene un fuerte simbolismo político, reflejando la aparente oposición de la embajada estadounidense con el gobierno de la 4T. La relación entre el estado de Chihuahua y la administración federal tampoco atraviesa por su mejor momento, según fuentes cercanas al gobierno estatal.

Durante la recepción en el Palacio de Gobierno, la gobernadora Maru Campos reiteró su disposición de colaborar con los gobiernos de Estados Unidos y México en estrategias bilaterales que impulsen el bienestar de la población en áreas como la economía, migración y combate al narcotráfico.

Campos reconoció que los esfuerzos conjuntos con el Gobierno de México han contribuido a reducir el flujo migratorio en los últimos meses. Aprovechó la ocasión para agradecer a la presidenta electa Claudia Sheinbaum y a su equipo por su apertura para trabajar en proyectos que beneficien a los ciudadanos de ambos lados de la frontera.

“El Gobierno del Estado de Chihuahua siempre tenderá puentes con quien sea necesario, para fortalecer la seguridad y la prosperidad de la población. Lo hacemos con las autoridades de los Estados Unidos y, por supuesto, con las de todos los niveles”, enfatizó Campos.

Por su parte, el embajador Ken Salazar expresó su agradecimiento por la estrecha relación que se ha desarrollado con el gobierno de Chihuahua, destacando el interés de la mandataria en impulsar una agenda bilateral. También reconoció los esfuerzos de Campos para coordinar acciones que favorezcan tanto a Chihuahua como a la próxima administración federal, encabezada por Sheinbaum.

La visita de Salazar a Chihuahua refuerza la relevancia de las relaciones entre gobiernos locales y Estados Unidos, especialmente en un contexto de tensiones diplomáticas entre el embajador y el gobierno de López Obrador. Aunque no se abordaron temas de gran calado en la visita, las señales políticas no pasaron desapercibidas.