Trump buscará convertir su viaje al funeral del papa Francisco en una cumbre comercial informal

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció su intención de aprovechar su visita a Roma —donde asistirá al funeral del papa Francisco— para sostener reuniones con líderes internacionales y abordar temas de comercio global. Desde el Despacho Oval, acompañado por el primer ministro noruego Jonas Gahr Støre, Trump expresó su interés en dialogar con varios mandatarios que se darán cita en la capital italiana.
“Todos quieren reunirse para hablar de comercio. Me gustaría verlos a todos, sería genial”, afirmó el mandatario republicano, dejando claro que su agenda en Roma podría ir más allá del protocolo funerario, convirtiéndose en una oportunidad para impulsar negociaciones bilaterales.
Trump viajará junto a la primera dama, Melania Trump, al funeral que se celebrará este sábado y que reunirá a una destacada lista de jefes de Estado y líderes internacionales, entre ellos Javier Milei (Argentina), Luiz Inácio Lula da Silva (Brasil), Emmanuel Macron (Francia), Volodímir Zelenski (Ucrania) y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.
El fallecimiento del pontífice el pasado 21 de abril propició este encuentro de alto nivel, que Trump busca transformar en un espacio de diálogo económico, siguiendo la sugerencia de la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, quien días atrás lo invitó a aprovechar su estancia en Italia para retomar conversaciones comerciales con socios estratégicos.
El secretario del Tesoro, Scott Bessent, respaldó la postura del presidente al informar sobre avances en negociaciones con Corea del Sur, mientras que Trump mencionó contactos con China, aunque esta última afirmación fue desmentida por Beijing.
La estrategia de Trump refleja su estilo característico de combinar eventos diplomáticos con gestiones económicas, en un intento por reforzar su agenda comercial en un contexto internacional marcado por tensiones y reajustes en las relaciones comerciales globales. La atención ahora se centra en Roma, donde el funeral del papa Francisco podría convertirse, paralelamente, en escenario de discretas negociaciones multilaterales impulsadas desde Washington.