Bonilla se deslinda, pero se agudiza su ruptura con Maru Campos y queda fuera de la contienda por la gubernatura

Chihuahua Capital25/11/2025BP StaffBP Staff
Marco-Bonilla

El presidente municipal de Chihuahua, Marco Bonilla, comenzó a medir sus pasos tras las contundentes declaraciones de la gobernadora Maru Campos, quien calificó como una falta de respeto la manifestación en su apoyo durante el desfile cívico del 20 de noviembre. Bonilla, visiblemente incómodo por la reacción de la mandataria estatal, se deslindó de la manta que exhibía el mensaje “Marco, vamos por el knockout en el 27”, en un intento de desactivar la tensión política que desató el incidente. Sin embargo, lejos de lograrlo, terminó por profundizar la fractura con su exaliada y jefa política.

Siguiendo instrucciones de su equipo cercano, el alcalde trató de calmar las aguas y responsabilizó al Comité Municipal del Deporte por la exhibición, apuntando directamente a Jesús de la Rocha, subdirector de dicha dependencia, como el autor material del despliegue de la manta. También recibió un llamado de atención Isaac Díaz, considerado el principal operador de Bonilla en su estrategia anticipada de posicionamiento rumbo al 2027.

A pesar del deslinde, el daño ya estaba hecho. Lejos de contener el malestar en Palacio de Gobierno, Bonilla reavivó la molestia de la gobernadora apenas unos días después, al organizar —o permitir— una caravana de vehículos con calcomanías promocionales de su lema político “Que Bonilla es Chihuahua”, en la cual se reportó la participación obligada de empleados municipales y el uso discrecional de recursos logísticos del ayuntamiento. Esta acción fue considerada por el círculo cercano a Maru Campos como un acto de abierta rebeldía e irresponsabilidad, que desbordó los límites de la institucionalidad.

La reacción no se hizo esperar. Desde el entorno más próximo de la gobernadora se giraron instrucciones claras: ningún actor político ligado al proyecto de Maru debía seguir respaldando al alcalde. Así se consumó lo que ya se venía gestando desde hace meses: la ruptura definitiva entre ambos. El malestar escaló al punto en que, según fuentes internas, se tomó la decisión de retirar de forma tajante a Bonilla de la lista de posibles aspirantes a la candidatura del PAN para la gubernatura de 2027.

Bonilla intentó justificarse ante los medios diciendo que no estuvo en la ciudad durante la caravana y que no tenía relación alguna con la actividad. Aseguró que se encontraba en El Paso, Texas, y que el evento fue organizado por simpatizantes en su tiempo libre. A pesar del intento por matizar el tema, las imágenes que circularon en redes sociales lo contradijeron: funcionarias municipales cercanas, incluida su vocera Mariana Lachica, participaron activamente en la jornada, usando playeras, calcomanías y vehículos identificados con la campaña.

En cuanto a la manta del desfile del 20 de noviembre, el alcalde reiteró que no fue el lugar adecuado para manifestaciones políticas y coincidió públicamente con la gobernadora al reconocer que se trató de un error. Sin embargo, sus explicaciones llegaron tarde. En Palacio de Gobierno ya se le había cerrado la puerta y, con ello, toda posibilidad de convertirse en el candidato oficial del PAN.

Fuentes del entorno panista aseguran que la decisión es irreversible y que ya se trabaja en la construcción de una nueva candidatura que represente los intereses del proyecto político de Maru Campos. Mientras tanto, la figura de Bonilla se desgasta rápidamente dentro de su propio partido, ante la percepción de que puso sus ambiciones personales por encima del respeto institucional y la disciplina partidaria.

La apuesta política de Marco Bonilla, marcada por gestos anticipados de campaña y deslices estratégicos, ha terminado por aislarlo del grupo político que lo impulsó al poder. Lo que parecía una carrera sólida rumbo al 2027, ahora luce como un proyecto herido de muerte, víctima de sus propios excesos y de una ruptura que ya no tiene vuelta atrás.

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