La presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo, afirmó este lunes que "no pasa nada" si no asiste a la toma de posesión de Donald Trump como próximo presidente de Estados Unidos, destacando que la relación bilateral no depende de su presencia en la ceremonia.

En su conferencia matutina desde Palacio Nacional, Sheinbaum señaló que históricamente no es común que los presidentes mexicanos acudan a investiduras presidenciales en Estados Unidos.

“Ayer estaba leyendo que la única vez que ha ido un presidente de México a una toma de posesión fue con (John F.) Kennedy y (Adolfo) López Mateos. Hoy pedí que me ayudaran a revisar si esto era así”, indicó.

Sobre las críticas por no haber recibido una invitación para asistir al evento, la mandataria las desestimó, aludiendo a que la relación entre ambos países se mantendrá sólida independientemente de su ausencia. “¿Que por qué no va la presidenta Sheinbaum? No pasa nada, somos vecinos, tenemos tres mil kilómetros de frontera y va a haber diálogo y coordinación”, puntualizó.

La ceremonia del próximo lunes 20 de enero contará con la presencia de mandatarios con afinidad política con Trump, como Javier Milei (Argentina), Nayib Bukele (El Salvador) y Daniel Noboa (Ecuador).

Aunque no es común que los presidentes estadounidenses inviten a líderes extranjeros a sus tomas de posesión, Trump ha optado por rodearse de políticos que comparten su visión ideológica. Una excepción notable es la invitación al presidente chino, Xi Jinping, a pesar de la rivalidad entre ambos países.

La ceremonia, que se llevará a cabo en la escalinata del Capitolio en Washington D.C., contará con la asistencia del presidente saliente, Joe Biden, así como de los exmandatarios estadounidenses Bill Clinton, George W. Bush y Barack Obama.

Sheinbaum reiteró que su administración está abierta a mantener el diálogo y la colaboración con el gobierno de Trump, subrayando la importancia de la relación entre México y Estados Unidos debido a su extensa frontera y la interdependencia económica y social entre ambos países.

Con esta postura, la presidenta mexicana envía un mensaje de continuidad y pragmatismo en la política exterior, enfocada en la cooperación mutua más allá de los gestos protocolares.