China eleva aranceles a EU al 84 % y restringe a más empresas: se agrava la guerra comercial global

La tensión comercial entre las dos principales economías del planeta escaló drásticamente este miércoles, cuando China respondió con una batería de represalias al endurecimiento de la política arancelaria impulsada por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump. Pekín aumentó sus gravámenes a los productos estadounidenses hasta un 84 % y restringió a 18 nuevas empresas estadunidenses, profundizando el enfrentamiento bilateral con dimensiones globales.
La medida fue una reacción directa a la imposición de aranceles adicionales del 50 % por parte de Estados Unidos, anunciados el día anterior. Con ello, los productos chinos están sujetos a tarifas de hasta el 104 % al ingresar al mercado estadounidense, en una ofensiva que Trump justificó como parte de su estrategia de “reciprocidad” frente al presunto desequilibrio comercial histórico entre ambas naciones.
En un comunicado enérgico, el Ministerio de Finanzas de China calificó estas acciones como un "error sobre otro error", asegurando que vulneran el sistema multilateral de comercio y transgreden los derechos legítimos del país asiático. Pekín advirtió que está dispuesto a sostener una "guerra económica prolongada" si Washington no cesa en su ofensiva proteccionista.
Entre las contramedidas chinas figura un aumento arancelario de 50 puntos porcentuales, que se suma a los 34 % previamente anunciados. Asimismo, se han ampliado las restricciones a empresas estadounidenses del sector defensa y tecnología, en una lista negra que ya supera las 60 compañías.
Además, el gobierno chino publicó un libro blanco sobre las relaciones comerciales con Estados Unidos, en el que atribuye el desequilibrio comercial a factores estructurales de la economía estadounidense y a la lógica de la especialización global. El documento insiste en que China no busca de forma deliberada un superávit, aunque reconoció que este alcanzó 295 mil 400 millones de dólares en 2024, lo que exacerbó la retórica de Washington.
El informe también denuncia que Estados Unidos ha intensificado la presión económica “sistemáticamente”, combinando medidas comerciales con narrativas políticas que afectan temas sensibles como Hong Kong, Taiwán, Xinjiang y los derechos humanos.
En este escenario, el mensaje de China es doble: por un lado, advierte que no retrocederá ante el hostigamiento económico; por otro, busca posicionarse como un actor razonable en defensa del orden multilateral. “No hay ganadores en una guerra comercial, pero China no permitirá que se violen los intereses de su pueblo”, subrayó el Ministerio de Comercio.
El impacto global ya comienza a vislumbrarse: las cadenas de suministro se tensan, los mercados financieros reaccionan con volatilidad y el riesgo de estanflación mundial empieza a emerger como un fantasma inquietante. Al mismo tiempo, otros países —de Asia, Europa y América Latina— quedan atrapados en la turbulencia, con mercados más pequeños pero igualmente vulnerables ante la intensificación del conflicto hegemónico.
Con la escalada en curso y la ausencia de voluntad de diálogo entre las partes, el mundo enfrenta ahora una fase crítica en la reconfiguración del orden económico global, en la que el choque entre Estados Unidos y China marca no sólo el pulso del comercio, sino también el equilibrio geopolítico del siglo XXI.