

La jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Clara Brugada, encabezó este martes la presentación oficial del timbre postal conmemorativo por los 700 años de la fundación de México-Tenochtitlán, en una ceremonia que combinó simbolismo histórico con reconocimiento a la memoria colectiva de las civilizaciones originarias del país.
“El timbre es una obra singular, artística y documental que llevará a cada rincón del país la memoria de esta ciudad levantada sobre el agua”, expresó Brugada, quien subrayó que esta pieza no sólo representa un objeto filatélico, sino una invitación a reflexionar sobre los orígenes de la capital y a honrar el legado de las culturas que florecieron en el territorio mexicano. “Recordemos estos grandes episodios tan importantes de nuestra historia”, añadió.
El timbre, emitido por el Servicio Postal Mexicano (Sepomex), forma parte de las celebraciones oficiales por los siete siglos de la fundación de la ciudad mexica, considerada uno de los acontecimientos fundacionales más relevantes de la identidad nacional. En el diseño de la estampilla se incluyó un código QR que permite a los usuarios acceder a más información sobre esta efeméride, así como detalles sobre los eventos conmemorativos organizados por el Gobierno de México y autoridades culturales.
Violeta Giorgina Abreu González, directora general de Sepomex, destacó que el sello conmemorativo representa una “experiencia viva” en cada carta o mensaje que circula por el país. “Siete siglos de legado de grandeza han viajado desde el pasado hasta nuestras carteras y carteros. Hoy honramos esa historia”, señaló. Agradeció también a la presidenta Claudia Sheinbaum por incorporar a Correos de México en esta conmemoración nacional.
El lanzamiento del timbre forma parte de una serie de actividades culturales, educativas y cívicas para conmemorar el 700 aniversario de la fundación de México-Tenochtitlán, establecida, según la tradición, en el año 1325. La iniciativa busca promover el conocimiento histórico entre las nuevas generaciones y consolidar la narrativa de la Ciudad de México como heredera directa de una de las civilizaciones más influyentes del continente.
Con este gesto simbólico, el Gobierno capitalino y el sistema postal mexicano reafirman su compromiso con la memoria histórica, acercando a millones de ciudadanos a un pasado que, lejos de pertenecer únicamente a los libros, sigue presente en la identidad cotidiana del país.