

En un ambiente de recogimiento y fuerte seguridad, Nueva York conmemoró este jueves el vigésimo cuarto aniversario de los atentados del 11 de septiembre de 2001 con el acto tradicional en el Memorial del World Trade Center, donde se recordaron también a las víctimas del ataque de 1993. Como cada año, la ceremonia estuvo marcada por la lectura de nombres de los cerca de 3.000 fallecidos y varios minutos de silencio, reservados a familiares y representantes institucionales.
El homenaje comenzó puntualmente a las 08:46 de la mañana, la hora exacta en la que el primer avión impactó contra la torre norte del complejo. El espacio del Memorial, cerrado al público general y custodiado por un amplio despliegue de seguridad, acogió a familiares de víctimas y a altos funcionarios, incluyendo a la gobernadora de Nueva York, Kathy Hochul; el alcalde Eric Adams; el director del FBI, Kash Patel, y exalcaldes como Michael Bloomberg y Rudy Giuliani.
Entre los asistentes también estuvieron los aspirantes a la alcaldía de la ciudad en las próximas elecciones del 5 de noviembre, Zohran Mamdani y Andrew Cuomo, este último postulado como independiente. La jornada, aunque solemne, mantuvo su dimensión política.
El presidente Donald Trump, quien en 2021 fue el único expresidente vivo que no asistió a la ceremonia del vigésimo aniversario, volvió a ausentarse del acto central en Nueva York. En su lugar, participó en un evento conmemorativo en el Pentágono, otro de los objetivos del ataque. Su regreso a la ciudad se esperaba más tarde en el día, para asistir a un partido de los Yankees. El vicepresidente JD Vance también canceló su presencia en la ceremonia neoyorquina y viajó a Utah tras el asesinato del comentarista Charlie Kirk.
Mientras tanto, fuera del perímetro acordonado, turistas y curiosos se congregaban tras las vallas, observando con respeto el rascacielos One World Trade Center y el Oculus, centro comercial y estación de transporte diseñado por el arquitecto español Santiago Calatrava. El Oculus rindió su propio homenaje proyectando brevemente dos columnas de luz natural en el suelo a media mañana, y por la noche se iluminará el cielo con dos haces de luz visibles desde distintos puntos de la ciudad.
Más allá del recuerdo inmediato, la ciudad mantiene una deuda permanente con las víctimas indirectas de los atentados: miles de personas que han fallecido o desarrollado enfermedades derivadas de la exposición a los residuos tóxicos en la zona cero. Los cuerpos de bomberos también realizaron sus propios tributos, incluyendo un minuto de silencio a las 08:46 en honor a sus compañeros caídos.
A casi un cuarto de siglo del 11S, el dolor sigue presente en la memoria colectiva de la ciudad, pero también la voluntad de preservarla con dignidad, entre nombres, silencios y luces que miran hacia el cielo.