

En un nuevo giro en las estancadas negociaciones por un alto al fuego en Gaza, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, acusó este viernes a Hamás de obstruir cualquier posibilidad de acuerdo al negarse a liberar a los últimos rehenes israelíes. Desde los jardines de la Casa Blanca, el mandatario advirtió que, ante la falta de voluntad del grupo islamista, “va a haber que darles caza”, una declaración que marca un tono marcadamente más agresivo respecto a los esfuerzos diplomáticos recientes.
El colapso de las conversaciones celebradas en Doha fue confirmado también por Israel, cuyo primer ministro, Benjamín Netanyahu, responsabilizó directamente a Hamás del fracaso de las tratativas. En un comunicado difundido por su oficina, Netanyahu aseguró que su gobierno, en coordinación con Washington, “considera otras opciones” que podrían incluir el uso de la fuerza para lograr la liberación de los rehenes y el desmantelamiento del régimen de Hamás en Gaza.
“El enviado especial para Oriente Medio, Steve Witkoff, tenía razón: Hamás es el obstáculo para un acuerdo. Ahora evaluamos vías alternativas para traer a nuestros rehenes a casa, poner fin al régimen terrorista de Hamás y asegurar una paz duradera para Israel y la región”, se lee en el texto.
Tanto Netanyahu como Trump han coincidido en endurecer el discurso público tras semanas de negociaciones indirectas mediadas por Catar y Egipto, y que parecían haber generado expectativas moderadas de una tregua duradera. La retirada del equipo negociador estadounidense de Doha, ordenada por Witkoff, confirmó la ruptura del canal diplomático, mientras que el grupo islamista se dijo “sorprendido” por las declaraciones y reafirmó su compromiso con una solución negociada.
Desde Gaza, la reacción es de profunda frustración. La población civil, atrapada en una emergencia humanitaria que se agrava por el colapso de los servicios básicos y la escasez de alimentos, recibe estas noticias con desaliento. “Cuando ves a un niño durmiendo con un pedazo de pan en la mano que consiguió ayer, entiendes que la tregua es urgente. Necesitamos descansar de la guerra”, relató a EFE el académico palestino Taufiq abu Yarad.
Con más de nueve meses de conflicto ininterrumpido, Gaza vive uno de los episodios más crudos desde 2014. La creciente presión internacional sobre todas las partes no ha sido suficiente para lograr un consenso, mientras se teme que un recrudecimiento militar podría desencadenar una nueva ola de violencia a gran escala en toda la región.
En este contexto, el endurecimiento del lenguaje por parte de Trump y Netanyahu no sólo eleva el riesgo de una operación militar más amplia, sino que también tensa la ya delicada relación de Estados Unidos con sus aliados árabes, quienes han instado repetidamente a retomar los esfuerzos diplomáticos y priorizar la protección de los civiles.
La posibilidad de una tregua se aleja por ahora, mientras ambos gobiernos parecen optar por estrategias de presión y confrontación directa. La comunidad internacional observa con creciente preocupación un escenario que amenaza con prolongar el sufrimiento de miles de familias palestinas y generar nuevas réplicas geopolíticas en un conflicto que no ofrece, por ahora, caminos claros hacia la paz.