

En una jornada legislativa de alto impacto, el Congreso de Estados Unidos aprobó de manera abrumadora un proyecto de ley que ordena la publicación de los documentos relacionados con la investigación sobre el pederasta Jeffrey Epstein. La iniciativa, respaldada por 427 votos a favor y solo uno en contra en la Cámara de Representantes, fue enviada automáticamente al escritorio del presidente Donald Trump sin necesidad de debate en el Senado, lo que abre la puerta para una inminente ratificación presidencial.
El giro dramático en la postura de Trump, quien en el pasado se opuso a hacer públicos los expedientes, marcó el rumbo de la aprobación. Presionado por legisladores de su propio partido y por revelaciones recientes que lo involucran indirectamente con el caso, el mandatario anunció que firmará la ley. Su decisión fue antecedida por publicaciones de correos electrónicos que implican que Epstein aseguraba que Trump tenía conocimiento de sus crímenes y que incluso pasó tiempo con al menos una de sus víctimas.
La aprobación de la ley se produjo también en un contexto de creciente presión social y política, con protestas frente al Capitolio y una creciente demanda por justicia y transparencia por parte de organizaciones de víctimas. El consenso bipartidista fue inusual en un Congreso altamente polarizado, y solo el republicano Clay Higgins votó en contra del proyecto.
El procedimiento legislativo acelerado fue impulsado por el líder demócrata del Senado, Chuck Schumer, quien solicitó que el proyecto se enviara sin discusión formal al presidente. Ningún senador objetó. El líder republicano de la Cámara Alta, John Thune, argumentó que, ante el abrumador respaldo legislativo y el compromiso público del presidente de firmar la ley, modificarla no era una opción viable.
El clima en Washington se vio sacudido por las tensiones internas del Partido Republicano. Figuras cercanas al presidente, como la congresista Marjorie Taylor Greene, rompieron filas al apoyar a víctimas que acusan a Trump de querer enterrar el caso. Greene denunció haber sido calificada como "traidora" por el propio mandatario tras respaldar la propuesta. La legisladora aseguró que la aprobación fue una victoria de las víctimas que, durante años, han enfrentado un sistema que protege a los poderosos.
Del lado demócrata, se insistió en que la verdadera prueba vendrá después de la promulgación de la ley, cuando el Departamento de Justicia deberá decidir si realmente liberará los expedientes. Los líderes de la bancada azul acusaron al organismo de actuar como un brazo político de Trump y señalaron que si el presidente realmente tuviera voluntad de transparencia, ya habría ordenado la publicación de los documentos sin necesidad de una ley.
De concretarse la firma presidencial, el Departamento de Justicia quedará obligado legalmente a hacer públicos los archivos del caso Epstein, incluyendo nombres, pruebas documentales y registros de comunicaciones vinculadas al entramado de tráfico sexual que involucra a figuras de alto perfil global. La expectativa social y política es que esta apertura marque un antes y un después en el escrutinio hacia redes de poder e impunidad en Estados Unidos.












