

Durante la sesión del Consejo Nacional de Morena, la dirigente nacional del partido, Luisa María Alcalde, envió un mensaje contundente sobre la integridad del movimiento: ningún militante ni actor externo será protegido si incurre en actos de corrupción o traiciona los principios de la Cuarta Transformación. En medio de cuestionamientos internos y escándalos que involucran a exfuncionarios vinculados al partido, la lideresa subrayó que Morena no se escuda en lealtades políticas para encubrir faltas graves.
“Morena no protege a persona alguna, sea militante o no, que transgreda los principios del movimiento o cometa actos de corrupción. Todo aquél que se desvíe debe responder por sus actos”, declaró Alcalde ante gobernadores, legisladores, alcaldes y miembros del Comité Ejecutivo Nacional congregados en la capital del país.
El posicionamiento ocurre en un momento en que el partido enfrenta presiones por casos como el del exsecretario de Seguridad de Tabasco, Hernán Bermúdez Requena, hoy buscado por la Interpol por presuntos vínculos con el crimen organizado. Sin aludir directamente al caso, Alcalde dejó claro que Morena busca distinguirse de otras fuerzas políticas por su compromiso ético, y que no habrá impunidad ni doble discurso en la aplicación de los principios fundacionales del movimiento.
El mensaje se enmarca también en un esfuerzo más amplio por preservar la cohesión interna del partido ante conflictos locales, la inclusión de figuras provenientes de la oposición y el activismo de aspirantes rumbo a 2027. La declaración de la lideresa nacional refuerza la narrativa de que Morena no es un refugio para intereses individuales, sino un proyecto político que exige rendición de cuentas incluso al interior de sus propias filas.