Ante las advertencias de una posible ruptura interna en Morena expresadas por figuras destacadas del propio partido, la presidenta Claudia Sheinbaum negó categóricamente cualquier escenario de fractura y defendió la solidez del movimiento que la llevó al poder. “No coincido para nada con lo que dijo Gerardo Fernández Noroña”, declaró este lunes, en respuesta directa a los señalamientos del senador y del presidente del Senado, quienes han sugerido que una oposición fuerte podría surgir desde dentro del propio partido guinda.
La mandataria sostuvo que Morena se mantiene como una fuerza cohesionada, con diversidad de voces pero con rumbo compartido. “Hay libertad, sí, pero también hay mucha unidad en el movimiento”, afirmó Sheinbaum, rechazando que las diferencias internas impliquen divisiones irreconciliables. Agregó que el proyecto de transformación que encabeza tiene futuro y continuidad: “El movimiento va pa’ largo”.
Los comentarios de Fernández Noroña y de Ricardo Monreal, líder de Morena en la Cámara de Diputados, han resonado en las últimas semanas como alertas sobre tensiones internas, especialmente en la antesala del proceso electoral de 2027. Ambos han señalado que las diferencias ideológicas y de liderazgo dentro del partido podrían desembocar en un reacomodo de fuerzas, o incluso en la formación de un bloque opositor desde dentro.
Sin embargo, la presidenta ha optado por minimizar estas lecturas, privilegiando una narrativa de cohesión estratégica. Su respuesta no ignora la pluralidad al interior del partido, pero busca contener cualquier percepción de crisis, reforzando la idea de que la diversidad de posturas es parte del carácter democrático del movimiento y no un síntoma de descomposición.
La disputa por el futuro liderazgo en Morena, así como la anticipada competencia por las candidaturas rumbo al 2027, han comenzado a delinear tensiones internas que podrían intensificarse en los próximos años. No obstante, Sheinbaum apuesta por mantener el control del relato político desde Palacio Nacional, proyectando una imagen de fortaleza y continuidad frente a los rumores de fragmentación.
En un entorno donde las pugnas internas pueden convertirse en flancos abiertos para la oposición, la mandataria envía un mensaje dirigido tanto hacia dentro como hacia fuera: las diferencias existen, pero la unidad política —al menos por ahora— no está en riesgo.
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