COLUMNA 11 Septiembre 2025

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Columna BP (30)

Ernesto Cordero por fin sale del a escena

Después de años operando como el fantasma que susurra al oído de Maru Campos, Ernesto Cordero por fin apareció a cuadro. No fue en un acto heroico ni para asumir la responsabilidad de sus recomendaciones multimillonarias, sino en una cómoda y planchada reunión con la gobernadora, donde —según el boletín oficial— revisaron “escenarios” del presupuesto federal 2025. Qué emoción.

Lo interesante no es la foto, sino el contexto: Cordero ha recibido 12 contratos por más de 37 millones de pesos para asesoría financiera. Pero no se emocionen con la transparencia: los contratos fueron asignados por adjudicación directa, sin folio y sin registro público. Una joya.

Lo que sí se sabe —gracias a la filtración de documentos internos— es que este "consultor externo" ha sido el verdadero zar de la deuda pública estatal, elaborando paquetes fiscales, promoviendo nuevos créditos, operando refinanciamientos y hasta representando a Chihuahua en giras internacionales sin rendirle cuentas ni al Congreso.

Y sí, Cordero fue funcionario de Calderón, senador del PAN, aspirante presidencial fallido, y maruchan favorito de Maru Campos, quien le abrió la chequera estatal mientras su secretario de Hacienda, José Granillo, juega a firmar sin preguntar.

Dicen que en política hay operadores y hay operadores... pero pocos pueden presumir que sin ser parte del gabinete tienen más poder que medio gabinete.

Morena responde: Brighite y la defensa de Andrea

Mientras el PAN vive su propio entuerto financiero, la presidenta de Morena en Chihuahua, Brighite Granados, decidió lanzar su defensa a otro frente: las declaraciones misóginas del diputado panista Alfredo Chávez.

Y es que Chávez, con el tacto político de un rinoceronte en una cristalería, se lanzó contra Andrea Chávez con acusaciones que incluyen pertenecer a “un cártel delincuencial”. Literal. En público. Con cámaras. Sin vergüenza.

Brighite, ni lenta ni perezosa, respondió con todo el manual de género en mano: lo acusó de violencia política, de misógino, y de representar el miedo estructural del PAN a perder el estado ante una mujer joven, carismática y con más votos que toda la bancada azul junta.

Y tiene razón en algo: casi 900 mil chihuahuenses votaron por Andrea. El doble que por Maru. Eso, sumado al crecimiento de Morena en el estado, trae a los panistas con insomnio electoral. Si a eso le sumamos que Alfredo Chávez, el principal golpeador, parece más obsesionado con Andrea que con sus propios proyectos legislativos, queda claro que en el PAN hay nerviosismo… y machismo.

Morena, al menos esta semana, tomó el balón y anotó el gol.

Rafael Loera: los chalecos azules no curan la ceguera política

Hay políticos que cometen errores, y luego está Rafael Loera, el secretario de Desarrollo Humano y Bien Común que cree que las manifestaciones sociales se solucionan con excusas, discursos y... chalecos azules.

Mientras personas con discapacidad salían a las calles para exigir apoyos —literalmente rogando por atención— Loera se aventó la puntada de decir que “no politicen el tema”. Claro, porque no hay nada más apolítico que negar apoyos sociales y después culpar a exalcaldes.

Y por si no fuera suficiente, declaró que los problemas “los resolverán los chalecos azules”, esas brigadas que más que canalizar apoyos, andan vendiendo imagen para su aspiración a la alcaldía.

Loera representa ese tipo de funcionario que confunde gobernar con promocionarse, que cree que cambiar de cheques a tarjetas es política pública, y que, ante una protesta legítima, responde con teorías conspirativas y capturas de WhatsApp.

Mientras tanto, las personas siguen sin apoyo, el programa se vuelve una caja negra de opacidad, y el secretario se toma selfies con lonas bien diseñadas pero con muy poco contenido social detrás.

La política del “dígale todos sus problemas al chaleco azul” es la versión moderna del buzón de sugerencias que nadie lee. 

Gas, fuego y tragedia: Iztapalapa arde

Lo que ocurrió en la Ciudad de México esta semana debería sacudirnos a todos. La explosión de una pipa de gas en Iztapalapa dejó un saldo de 5 muertos, 70 heridos y decenas de vehículos destruidos. La pipa pertenecía a Silza, del empresario juarense Tomás Zaragoza, y —aquí viene lo delicado— no tenía seguro desde junio de 2025.

Silza, parte del consorcio Tomza, es el grupo gasero más grande de América Latina, con ramificaciones empresariales en varios países. Y resulta que su terminal tampoco tenía seguro ambiental vigente. Un escándalo.

El silencio oficial ha sido ensordecedor. Pero la reacción ciudadana no. Las redes ardieron, la prensa nacional cuestionó y Clara Brugada, jefa de Gobierno de la CDMX, tuvo que montar un centro de mando en la zona cero.

Esta tragedia no solo debe dejar muertos y heridos. Debe dejar consecuencias. Si no, será otro expediente más en el cementerio de la impunidad mexicana.

Charlie Kirk: la bala que cruzó el discurso

En un evento en Utah, Charlie Kirk cayó por una bala en el cuello. Un disparo, un acto público, una voz silenciada. El fundador de Turning Point USA, el ídolo de la derecha universitaria, el provocador nato del movimiento MAGA, murió haciendo lo que mejor sabía: confrontar ideas.

El impacto fue inmediato: Trump lo despidió con un post cargado de nostalgia y rabia. Ricardo Salinas Pliego y Eduardo Verástegui, aprovecharon para culpar a la izquierda global, a los comunistas y al “wokeismo asesino”.

La polarización volvió a incendiar las redes. Pero más allá de ideologías, hay algo que no se puede negar: el asesinato de Kirk es una derrota para la política y una victoria para el odio.

Kirk no era un moderado. Pero era una voz. Una que retaba, que debatía, que incomodaba. Y lo mataron por eso. Porque en un país donde portar armas es más fácil que donar sangre, las ideas ya no se discuten, se disparan.

Su muerte marca un antes y un después en la narrativa de la derecha en EE.UU. Y México debe tomar nota, porque en nuestro propio ecosistema, las ideas se radicalizan, los discursos se extreman, y los cañones ideológicos ya están listos. Solo hace falta que alguien los dispare.

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