

Hernán Bermúdez Requena cayó y el bombazo de Claudia
El golpe político del fin de semana no vino de una filtración, ni de una encuesta tramposa, ni de una alianza de papel reciclado. Vino directo desde Paraguay. Hernán Bermúdez Requena, alias “El Abuelo”, exsecretario de Seguridad de Tabasco, fue detenido como si fuera capo, y no exfuncionario. Aunque, bueno, en este país ambas cosas ya no se excluyen.
Detrás del operativo estuvo Claudia Sheinbaum, que con el rostro de la serenidad académica y el puño de hierro de Harfuch, mandó el mensaje más potente de su todavía joven presidencia: “Ni a los míos protejo si están embarrados con el narco.” Un claro, ruidoso y punzante "Adiós a la narcopolítica de la 4T".
La captura no es solo un evento judicial; es un terremoto político. Bermúdez no era cualquier secretario: era el hombre de confianza de Adán Augusto López, quien ahora, con cara de “yo no fui”, intenta explicar cómo es que compartía reuniones diarias con un personaje que resultó ser jefe de un cártel. Ya ni los libretos de Netflix.
¿Coincidencia que la detención llegue tras semanas de tensión con Estados Unidos por el tema del crimen organizado? No. ¿Golpe quirúrgico para despegarse de las sombras de López Obrador? Definitivamente. Sheinbaum está limpiando la casa y lo hace con trapeador gringo.
Adán Augusto, de delfín a incómodo
Apenas se conoció la detención de Bermúdez Requena, las redes, los pasillos del Senado y las oficinas de la Casa del Pueblo en Tabasco se llenaron de preguntas. La más recurrente: ¿cómo es que Adán Augusto, el hombre que todo lo sabía en Tabasco, no sabía que su secretario era parte del crimen organizado?
La defensa fue de manual: “no lo conozco”, “que se investigue”, “yo siempre he cooperado con la justicia”. Pero los días en los que un comunicado bastaba para desmarcarse del narco quedaron atrás. En plena era de Sheinbaum, eso suena a “cuéntaselo a la fiscalía”.
Adán Augusto, coordinador de Morena en el Senado y aún con aspiraciones a no sabemos qué, ya enfrenta una presión interna feroz para hacerse a un lado. Y no solo por el escándalo, sino porque su presencia ya estorba a la narrativa de renovación que Claudia quiere imponer. López Obrador guarda silencio, pero también distancia. Y eso, en política, es casi una orden de exilio.
En privado, senadores de Morena analizan dos escenarios: su salida “digna” del Senado… o su remoción con la venia de Palacio. Lo que parece inevitable es que ya no será el operador que alguna vez prometieron que sería. Bermúdez cayó… y lo hizo arrastrando a su exjefe.
Luisa María Alcalde le dice “no” al nepotismo
En medio del lodazal tabasqueño, Morena intentó cambiar la conversación. Luisa María Alcalde, presidenta del partido, salió con un anuncio que, en teoría, suena bien: a partir de 2027, ningún familiar directo podrá suceder a un funcionario en el cargo. No más esposas, hijos, ni hermanos.
La medida, que aún no es ley pero que Alcalde dice aplicar “desde ya”, busca evitar la crítica que más duele a Morena: la del viejo PRI maquillado. Porque si algo ha proliferado en los últimos años es el “cambio con apellido”.
La ironía no pasa desapercibida. Mientras se anuncia el fin del dedazo familiar, la mitad de los comités locales están encabezados por esposas, primos y “sobrinos políticos” de los liderazgos regionales. ¿Les van a pedir que renuncien también?
Eso sí, la medida servirá para frenar ambiciones internas incómodas y, sobre todo, para dar el discurso que pide la base sin tocar el sistema de lealtades que mantiene al partido en pie. Morena quiere parecer nuevo, sin dejar de comportarse como el de siempre.
PAN Chihuahua: el autoengaño de César Komaba
Mientras en Morena sacuden la casa, en el PAN de Chihuahua se aplauden solos. El pasado fin de semana, César Komaba fue ratificado como presidente del comité municipal del partido, en un evento donde sobraron las frases huecas y faltaron las ideas.
Komaba, viejo conocido de la estructura local, prometió “recuperar los principios de Gómez Morín”, lo que, traducido del panista, significa “haremos lo mismo, pero con otra foto”. Al evento no faltó nadie: Maru Campos, Bonilla, Jáuregui y hasta Mario Vázquez, como para que no se piense que hay rupturas… aunque todos lo sepan.
El PAN en Chihuahua vive una ficción interna: hablan de cercanía, resultados y renovación, pero están más desconectados que nunca de la ciudadanía. Las encuestas no los favorecen, el relato ya no convence, y ni los colores les alcanzan para diferenciarse del PRI.
Komaba promete “trabajo territorial”, pero ni siquiera han logrado controlar las pugnas entre las tribus azules. En lugar de plan de partido, tienen misa de domingo con discursos reciclados. Si algo no va a salir de este nuevo comité, es una idea original.
Grito binacional: Juárez y El Paso, más unidos que la política nacional
En contraste con los pleitos, los recelos y los arrestos, la frontera dio una lección de unidad y buen gusto. En El Paso, Texas, se celebró el Grito de Independencia con una fiesta que más que nacional, fue binacional.
Cruz Pérez Cuéllar, alcalde de Ciudad Juárez, fue uno de los protagonistas del evento, donde no hubo ni corcholatas ni discursos de campaña, sino un llamado a la integración real. Y lo dijo sin adornos: “Aquí vivimos como una sola comunidad”.
El mensaje, en un país roto por la polarización, fue refrescante: una frontera que no es muro, sino puente. Y mientras en la capital discuten el fuero, el narco y la sucesión, en el norte la gente celebra como si la política no existiera.
Quizás porque saben que los problemas de verdad no se resuelven con comunicados. O porque, a diferencia del centro, allá sí entienden que primero va la gente… y luego los partidos.