

Claudia Sheinbaum llegó con el informe presidencial a Juárez
La presidenta Claudia Sheinbaum no solo dio su primer informe, lo descentralizó, lo federalizó y lo municipalizó… con sede en Ciudad Juárez. Que no se diga que la 4T no innova: pasamos del informe en el Zócalo al informe en cada entidad federativa.
El acto, con lleno total en el Estadio Juárez Vive, sirvió para todo: repasar cifras, presumir logros, mostrar músculo institucional y —ojo— legitimar el nuevo estilo presidencial: cercano, técnico y sin estridencias. Se acabaron los “otros datos”, ahora se presentan en power point, con rigor y hasta slides de colores.
Pero lo realmente importante fue el gesto político detrás del evento: Sheinbaum no solo eligió Chihuahua, sino Juárez, tierra cómoda, clave fronteriza, símbolo de desigualdad, migración y resistencia. No fue casual. Tampoco que se hiciera acompañar por la gobernadora Maru Campos, del PAN. Ni que dijera con claridad quirúrgica: “Cuando se trata de gobernar Chihuahua, las dos gobernamos Chihuahua.”
Claudia no solo rindió cuentas: marcó territorio. Y lo hizo con una sonrisa, cifras contundentes y sin necesidad de gritar.
Maru Campos: porra propia, gabinete completo y foto presidencial
Y sí, a quien se le notaba más contenta que a un influencer con nuevo celular fue a la gobernadora Maru Campos. No todos los días la presidenta de la República te da tu lugar, te menciona en el discurso y te sienta en primera fila para que salgas en todas las fotos… sin ser parte de su partido.
Maru jugó con precisión quirúrgica: se llevó a su gabinete (para que vean que no gobierna sola), se llevó a la porra panista (para que no le griten cosas feas) y se llevó hasta sus mejores sonrisas, esas que solo se sacan cuando te validan desde el centro. Porque una cosa es pelearse con la Federación desde la mañanera, y otra muy distinta es construir relación con inteligencia política.
Desde el evento, la narrativa fue clara: coordinación institucional, diferencias partidistas pero respeto mutuo. Sheinbaum habló de transformación nacional, pero también de proyectos carreteros, inversión en vivienda y acuerdos energéticos. Maru, por su parte, agradeció cada compromiso como quien toma nota de un cheque en blanco.
Lo dicho: cuando la política se teje fino, hasta las ideologías se visten de gala.
Cruz Pérez Cuéllar: anfitrión de lujo y operador de multitudes
Si alguien entendió el significado político del informe en Juárez, fue el alcalde Cruz Pérez Cuéllar. No solo logró llenar el estadio, sino que convirtió su papel de anfitrión en acto simbólico y operativo a la vez.
Obsequió artesanías indígenas, organizó la movilización, puso la logística y hasta los aplausos. Pero lo más interesante fue la inteligencia con la que supo colocarse sin robar foco: todo el protagonismo para la presidenta, todo el reconocimiento para Juárez… y todo el crédito político para él.
La entrega de los regalos fue más que protocolo: fue un guiño a los pueblos originarios, a las mujeres y al discurso feminista de la presidenta. Entre canastas de pino, violentómetros traducidos al rarámuri y trajes morados con zigzag blanco, el mensaje fue claro: aquí entendemos el momento político, y lo adornamos con identidad.
Cruz se posiciona, sin decirlo, como el alfil local de la 4T en Chihuahua. Y en una frontera que suele mirar hacia el norte, él se aseguró de que esta vez todos miraran hacia el sur… y a Claudia.
Bonilla: el alcalde que habló de más y acabó en Cuauhtémoc
Y mientras Juárez lucía estadio lleno, acuerdos federales y cámaras nacionales, en Chihuahua capital se vivía el silencio… y el exilio. El alcalde Marco Bonilla —ese que aseguró estar listo para acudir institucionalmente al informe presidencial— descubrió que no lo invitaron ni como espectador.
Así que mientras el país veía a Sheinbaum, Bonilla se tomaba café con empresarios en Cuauhtémoc. Porque cuando no estás en la lista A del evento principal, te toca hacer agenda en lo rural… aunque nadie te vea.
Bonilla intentó aprovechar el viaje: habló de competitividad, del modelo de cinco ejes, de la digitalización y hasta de seguridad. Pero todo sonaba a discurso reciclado y a intento de mantenerse vigente ante el vacío. Porque si algo quedó claro este fin de semana, es que la política nacional pasó por Juárez. No por Chihuahua capital.
Y mientras unos tejían con Claudia, Marco tejía… pero sin aguja.
"La Borrega" y el karma internacional: detenido en la frontera
Y por si la agenda institucional no tuviera ya suficiente intensidad, los gringos decidieron volver a apretar el botón rojo del narcopoder político. Esta vez, con un viejo conocido: el diputado federal y exalcalde de Matamoros, Mario “La Borrega” López.
Detenido en un control de seguridad en la frontera, “La Borrega” no solo fue retenido, sino también exhibido. Porque aunque su equipo intentó desmentirlo con el clásico “es fake news”, las fotos hablando con agentes de migración eran más claras que su hoja de vida.
Y la cosa no queda ahí. El diputado —del Partido Verde, pero con historial tan colorido como sospechoso— ya arrastra múltiples señalamientos por vínculos con el crimen organizado. Tamaulipas tiembla, el gobernador Américo se incomoda, y la presidenta Sheinbaum ahora tiene que explicar a Washington cómo se le sigue colando la podredumbre en la alfombra legislativa.
Eso, claro, en medio del escándalo por el caso Adán Augusto y La Barredora, más las denuncias contra Araceli Brown en Baja California. La narcopolítica no entiende de colores ni discursos. Solo de lealtades y favores.
Y mientras en México se dan abrazos institucionales, en la frontera se entregan citatorios y se cancelan visas. Porque la justicia, cuando viene del norte, no necesita aplausos. Solo pruebas.