

La crisis diplomática entre México y Perú escaló este lunes luego de que el gobierno peruano anunciara oficialmente la ruptura de relaciones diplomáticas con México, como respuesta al otorgamiento de asilo político a Betssy Chávez Chino, ex primera ministra del expresidente Pedro Castillo. La medida fue confirmada por el canciller peruano, Hugo de Zela, quien acusó al gobierno mexicano de “intervención en asuntos internos” del Perú y calificó el acto como “inamistoso”.
En conferencia de prensa, De Zela expresó que el gobierno peruano recibió con “sorpresa y profundo pesar” la noticia de que Chávez se encuentra en la embajada mexicana en Lima. Afirmó que México no ha emitido aún la solicitud formal del salvoconducto para permitir la salida de la exfuncionaria hacia territorio mexicano, aunque ya ha expresado su intención de brindarle asilo conforme a la Convención de Caracas sobre Asilo Diplomático de 1954.
Betssy Chávez enfrenta un proceso judicial en Perú por su presunta participación como coautora en el fallido intento de golpe de Estado encabezado por Pedro Castillo en diciembre de 2022. La Fiscalía peruana solicita para ella una condena de hasta 25 años de prisión. Chávez fue liberada en septiembre pasado tras una huelga de hambre, luego de que el Tribunal Constitucional ordenara su excarcelación inmediata al considerar arbitraria su detención.
Por su parte, el Gobierno de México, a través de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), lamentó la decisión del gobierno peruano, calificándola de “unilateral, excesiva y desproporcionada”. En un comunicado, la Cancillería mexicana defendió la legalidad del asilo otorgado a Chávez, subrayando que la calificación de persecución política corresponde exclusivamente al Estado asilante, como lo establece la Convención de Caracas. Según la SRE, la solicitud de Chávez fue evaluada de acuerdo con la legislación mexicana y los principios constitucionales de política exterior, al considerar que ha sido objeto de violaciones a sus derechos humanos.
La presidenta Claudia Sheinbaum se sumó a la postura diplomática del país, asegurando que la decisión peruana está “fuera de toda proporción” y reiteró que los vínculos consulares y comerciales con Perú se mantendrán. “No se rompe la relación con el pueblo peruano, ni los lazos históricos que nos unen”, sostuvo.
A pesar de la ruptura diplomática, el canciller De Zela aclaró que las relaciones consulares no se verán afectadas y que Perú no contempla ingresar por la fuerza a la embajada mexicana, tal como lo hizo Ecuador en abril pasado durante el asalto a la embajada de México en Quito.
El conflicto pone de nuevo a México en el centro de una discusión internacional sobre el derecho al asilo diplomático y el respeto a la soberanía nacional. Mientras tanto, la situación de Betssy Chávez sigue en suspenso, a la espera de que se conceda o niegue el salvoconducto para su salida del país andino. México reafirma su compromiso con la protección de perseguidos políticos, mientras el gobierno peruano mantiene su posición firme de rechazo ante lo que considera una intromisión en su política interna.












