

En una medida sin precedentes, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, firmó este lunes una orden ejecutiva para clasificar oficialmente al fentanilo como un arma de destrucción masiva, al señalar que su impacto devastador en la población estadounidense es equiparable al de un conflicto bélico.
“Hoy doy un paso más para proteger a los estadounidenses del flagelo del fentanilo mortal que está inundando nuestro país”, expresó el mandatario durante un acto en la Casa Blanca, donde sostuvo que esta droga sintética ha cobrado la vida de cientos de miles de personas. “Clasificaremos formalmente el fentanilo como un arma de destrucción masiva, que es lo que realmente es”, agregó.
Trump justificó la decisión al asegurar que Estados Unidos enfrenta una crisis sin precedentes, con cifras que, según él, superan las estimaciones oficiales. “Se habla de 100.000 (muertes), que es mucha gente, pero la cifra es mucho mayor… entre 200.000 y 300.000 personas al año”, declaró.
El anuncio se dio en el marco de una ceremonia de condecoración a militares por su labor en la defensa de la frontera sur, donde el republicano aprovechó para recalcar la gravedad del tráfico de fentanilo. Aseguró que este no solo constituye un problema de salud pública, sino un asunto de seguridad nacional, al acusar a “los adversarios de Estados Unidos” de introducir deliberadamente la sustancia con el objetivo de causar daño a la población.
Trump afirmó que durante su gestión se ha logrado una reducción del 50 por ciento en la cantidad de fentanilo que cruza desde México, y destacó una supuesta colaboración con el gobierno de China para frenar el flujo de precursores químicos utilizados en su fabricación.
“No es satisfactorio, pero pronto lo será”, declaró, en referencia a los esfuerzos para controlar la entrada del opioide.
Datos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) indican que entre 2021 y 2023 murieron más de 250.000 personas por sobredosis de opioides sintéticos, principalmente fentanilo, lo que convierte a esta crisis en uno de los principales desafíos sanitarios de Estados Unidos.
La orden ejecutiva firmada por Trump marca un nuevo punto de inflexión en la política antidrogas estadounidense, al otorgar al fentanilo una categoría jurídica equiparable a las armas químicas o biológicas, lo que podría derivar en mayores medidas de control, endurecimiento de penas y acciones más agresivas a nivel internacional.












