

Desde Palacio Nacional, la presidenta Claudia Sheinbaum hizo un llamado enérgico a la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para que asuma un papel activo y diplomático en la prevención de una posible escalada en el conflicto entre Estados Unidos y Venezuela, a raíz de las recientes declaraciones del presidente estadounidense que han tensado aún más la relación bilateral con Caracas.
Durante su conferencia matutina de este lunes 17 de diciembre, Sheinbaum reiteró la postura histórica de México en materia de política exterior, basada en los principios constitucionales de no intervención, autodeterminación de los pueblos y solución pacífica de las controversias. En ese marco, sostuvo que el momento actual exige prudencia internacional y canales formales de diálogo. “Reiteramos la posición de México, acorde con la Constitución: no intervención, no injerencia extranjera, autodeterminación de los pueblos y solución pacífica de las controversias”, subrayó.
La mandataria subrayó que los conflictos entre Estados no deben resolverse mediante presiones unilaterales ni acciones que vulneren la soberanía. “Llamamos a que cualquier controversia internacional se utilice el diálogo y la paz, y no a la intervención”, expresó con énfasis, en referencia directa al aumento de tensiones derivado de las declaraciones del gobierno de Washington.
Aunque Sheinbaum evitó aludir directamente al contenido específico de las afirmaciones hechas por el presidente de Estados Unidos, su mensaje fue interpretado como una respuesta diplomática clara frente al endurecimiento del tono en la relación de ese país con el régimen de Nicolás Maduro. En este contexto, el gobierno mexicano busca posicionarse como un actor responsable en el escenario internacional, fiel a una doctrina que privilegia la legalidad internacional y el respeto entre Estados soberanos.
La postura del Ejecutivo federal mexicano se inscribe en una línea histórica que ha guiado la política exterior del país desde el siglo XX, y que, en momentos de tensión geopolítica, adquiere relevancia como alternativa al uso de la fuerza o las sanciones unilaterales. Con su pronunciamiento, Sheinbaum no solo reafirma esa tradición, sino que marca distancia respecto a cualquier alineamiento automático con las potencias, apelando en cambio a los organismos multilaterales como garantes de la estabilidad global.
La referencia explícita a la ONU refuerza la intención del gobierno mexicano de canalizar los desacuerdos internacionales a través de mecanismos institucionales, en un contexto regional donde los márgenes diplomáticos se estrechan y los intereses geoestratégicos tienden a radicalizar posturas. El llamado de México es, en este sentido, una advertencia contra los riesgos de una escalada innecesaria y una apuesta por preservar la vía pacífica en un entorno de creciente tensión hemisférica.












