

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, confirmó este lunes que realizará una visita oficial a Pekín en abril de 2026, tras aceptar la invitación de su homólogo chino, Xi Jinping, con quien sostuvo una conversación telefónica para dar seguimiento a los acuerdos alcanzados durante su última reunión celebrada en octubre en Corea del Sur. El anuncio fue hecho a través de su red social Truth, donde el mandatario calificó la llamada como excelente y destacó el fortalecimiento de la relación bilateral entre ambas naciones. Durante el diálogo, abordaron temas clave como el conflicto entre Ucrania y Rusia, el tráfico de fentanilo, el comercio agrícola y el panorama económico global. Trump también informó que, como parte del intercambio diplomático, Xi Jinping será recibido con una visita de Estado a finales de año en Washington, lo que representa el máximo nivel de protocolo diplomático en la Casa Blanca, e incluye ceremonia oficial y cena de gala.
La conversación entre ambos líderes se centró en ratificar los compromisos establecidos previamente, como la reducción de aranceles estadounidenses a productos chinos, la suspensión de restricciones a la exportación de tierras raras por parte de Pekín, así como un nuevo acuerdo para la compra de soja estadounidense. El presidente estadounidense subrayó que se ha avanzado de manera significativa en mantener actualizados los acuerdos, lo que permitirá enfocar los esfuerzos en una cooperación más amplia en temas estratégicos.
Por parte del gobierno chino, la agencia oficial Xinhua dio a conocer que Xi Jinping reiteró la postura de China sobre el tema de Taiwán, señalando que el retorno de la isla es una parte importante del orden internacional posterior a la Segunda Guerra Mundial. Pekín considera a Taiwán como parte inalienable de su territorio y no ha descartado el uso de la fuerza para lograr su reunificación. La advertencia llega después de que Washington autorizara la venta de piezas y repuestos para aeronaves militares taiwanesas por un valor de 330 millones de dólares, lo que provocó una nueva protesta diplomática por parte del gobierno chino. Aunque el tema fue omitido en la cumbre de octubre, ahora volvió a aparecer en el discurso oficial de Xi, en medio de una creciente tensión por la soberanía de la isla.
Esta será la primera visita de Trump a China desde su regreso a la presidencia y representa un gesto clave en el rediseño de su política exterior. El encuentro con Xi busca calmar las tensiones acumuladas durante los últimos años y enviar un mensaje de estabilidad en un escenario internacional marcado por conflictos, presiones económicas y competencia tecnológica. Ambos países llegan a este nuevo capítulo con el objetivo de reconducir su relación, al tiempo que proyectan un liderazgo compartido frente a los desafíos globales.












