El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, anunció en una rueda de prensa que su país no romperá relaciones con Israel a pesar de la escalada de violencia en la Franja de Gaza, que ha resultado en la muerte de más de 10,000 civiles. A pesar de las críticas tanto de la Embajada de Israel en México como de grupos mexicanos pro Palestina, el mandatario ha mantenido su postura de "neutralidad".

López Obrador destacó que su enfoque sigue siendo buscar la paz y evitar que la guerra continúe y se extienda, considerando la situación como "muy riesgosa" y "muy dolorosa". Su posición contrasta con la de otros gobiernos de izquierda en América Latina, como Bolivia, que rompió relaciones con Israel la semana pasada, y Chile y Colombia, que llamaron a consultas a sus embajadores en Tel Aviv.

El mandatario mexicano expresó su solidaridad con las víctimas y sus familias, enfatizando que su enfoque es evitar un mayor derramamiento de sangre. Abogó por una intervención de la comunidad internacional, especialmente de Naciones Unidas y Estados Unidos, para garantizar un alto el fuego y proteger a los civiles en la región.

López Obrador lamentó la falta de acción de la ONU en los primeros momentos del conflicto y exhortó a la comunidad internacional a colaborar en la búsqueda de la paz. En su declaración, expresó su deseo de que se ponga fin al conflicto y se evite más derramamiento de sangre en la región.

Aunque la Embajada de Israel en México tachó la postura de López Obrador de un apoyo implícito al terrorismo, el presidente reafirmó su compromiso de buscar la paz y pidió a la comunidad internacional que intervenga para resolver el conflicto de manera pacífica y garantizar la seguridad de los civiles atrapados en medio de la violencia.