COLUMNA 18 Febrero 2025

Columna18 de febrero de 2025 Por BP Staff
Columna BP (8)

El saqueo de recursos de Chihuahua; legado de César Duarte

Si hay un personaje que sigue marcando a Chihuahua, incluso bajo proceso, es César Duarte. Su administración no solo dejó un estado en crisis financiera, sino que arrasó con los recursos federales destinados a la seguridad. La Auditoría Superior de la Federación (ASF) ha revelado que Chihuahua tiene un presunto desfalco de 232.1 millones de pesos provenientes del Fondo de Aportaciones para la Seguridad Pública (FASP), y lo más escandaloso es que casi el 70% de ese dinero desapareció en 2016, el último año de Duarte en el poder.

Duarte convirtió la seguridad en un negocio personal. Mientras los homicidios y la violencia crecían, él y su red de corrupción saqueaban los fondos que debían destinarse a fortalecer a la policía. Patrullas que nunca llegaron, equipos que jamás se compraron, entrenamientos que solo existieron en el papel, todo esto ocurrió mientras Chihuahua se hundía en la inseguridad.

Hoy, el exgobernador enfrenta un proceso por corrupción, pero su herencia sigue vigente. Chihuahua es uno de los cinco estados con más desvíos en seguridad, junto con Veracruz, Aguascalientes, Colima y Coahuila. ¿Quién se benefició de estos desfalcos? ¿Quién permitió que el dinero siguiera fluyendo a bolsillos privados? La ASF sigue investigando 173 expedientes en todo el país, con Chihuahua entre los focos rojos. Lo único seguro es que la factura de la corrupción de Duarte la siguen pagando los ciudadanos, con vidas y miedo en las calles.

El Morena de Andy

La visita de Andrés Manuel López Beltrán, mejor conocido como "Andy", a Ciudad Juárez dejó en claro lo que muchos en Morena ya temían: las estructuras locales no cuentan, todo se decide desde la Ciudad de México. La verdadera operación electoral del partido guinda no está en los comités estatales ni en los liderazgos locales, sino en las manos de un pequeño círculo de operadores nacionales que controlan el padrón electoral a conveniencia.

Andy López Beltrán no vino a fortalecer a Morena en Chihuahua, sino a imponer un modelo de afiliaciones dirigido desde la cúpula del partido. Mientras en el estado los líderes locales batallan por recursos, apoyos y estrategias, el hijo del expresidente mueve los hilos en total discreción, asegurándose de que el control del partido no salga de su esfera de poder.

La estrategia es clara: inflar el padrón electoral con afiliaciones masivas, decidir desde CDMX quiénes son los leales y eliminar cualquier atisbo de autonomía en las bases locales. Morena en Chihuahua no tiene voz propia, no elige su rumbo, y su destino está sellado por decisiones que se toman en oficinas lejos de la realidad del estado.

La pregunta es: ¿los militantes de Morena en Chihuahua aceptarán ser simples espectadores de su propio partido, o habrá una rebelión interna contra el centralismo de Andy y su grupo?

Viene el show del informe de Maru Campos

El próximo 1 de marzo, Maru Campos presentará su informe de gobierno en un evento que promete ser más un show político que un ejercicio de transparencia y rendición de cuentas. Pero mientras la gobernadora se prepara para lanzar discursos y recibir aplausos, en Chihuahua crece la percepción de que su administración está más enfocada en la imagen que en resolver los problemas del estado.

Maru ha pasado gran parte de su gestión viajando y cuidando su imagen, mientras en Chihuahua la crisis de seguridad, la falta de inversión y los escándalos de corrupción siguen acumulándose. No hay semana en la que no se descubran irregularidades en contratos, malos manejos de recursos o conflictos de interés en su gobierno.

Además, su relación con la Federación sigue en tensión, negándose a firmar acuerdos como el de IMSS-Bienestar o los programas de apoyo para personas con discapacidad. En lugar de buscar soluciones, su administración ha optado por mantener una confrontación constante con el gobierno federal, dejando a Chihuahua sin los recursos y apoyos que otros estados sí están recibiendo.

Los ciudadanos no necesitan discursos llenos de promesas recicladas, sino una gobernadora que se quede en Chihuahua y gobierne. ¿Será capaz Maru Campos de cambiar el rumbo o seguirá más preocupada por sus giras y su proyección personal?

Elizabeth Guzmán tiene al Congreso del Estado acéfalo

Este lunes, la sesión de la Mesa Directiva del Congreso del Estado tuvo que ser cancelada por falta de quórum. De nueve diputados, solo llegaron cuatro, lo que dejó en evidencia la falta de disciplina y compromiso de los legisladores.

Pero lo más grave no es la ausencia, sino la falta de autoridad de la presidenta del Congreso, Elizabeth Guzmán. Si los propios diputados se dan el lujo de faltar sin consecuencia alguna, es porque el liderazgo en el Congreso es débil y no hay nadie que ponga orden.

El desinterés y la falta de seriedad en el Poder Legislativo han convertido las sesiones en un trámite burocrático donde los diputados van cuando quieren, y Guzmán no ha sido capaz de establecer reglas claras. Mientras tanto, sueldos, bonos y privilegios siguen llegando puntualmente, aunque el trabajo legislativo sea prácticamente nulo.

Si la presidenta del Congreso no puede hacer que sus propios compañeros asistan a trabajar, ¿Qué se puede esperar del resto de su gestión?

Seguridad pública: una bomba de tiempo, Gil Loya encampañado

La violencia en Chihuahua sigue escalando, pero en lugar de soluciones, lo que se vive es una guerra interna entre la Policía Estatal y la Policía Municipal. Los enfrentamientos entre ambas fuerzas son cada vez más evidentes, y la falta de coordinación ha convertido a Chihuahua en un estado donde cada corporación hace lo que quiere sin responder ante nadie.

El caso más reciente es el de un policía detenido con un arsenal, del que la Secretaría de Seguridad Pública Municipal rápidamente se deslindó, asegurando que ya estaba en proceso de baja. Sin embargo, este tipo de escándalos ya no sorprenden: la desconfianza entre ambas corporaciones es total, y los ciudadanos pagan el precio de un sistema de seguridad fracturado.

Pero si hay un responsable de este desastre, es Gilberto Loya, secretario de Seguridad Estatal. En lugar de atender la crisis de seguridad, Loya ha estado más preocupado por su campaña rumbo a la gubernatura en 2027, moviendo piezas políticas y utilizando su posición para promover su imagen.

Mientras Loya sueña con la gubernatura, Chihuahua vive una crisis de inseguridad sin precedentes, donde los cárteles siguen ganando terreno, los homicidios no disminuyen y la confianza en la policía es mínima.

¿Hasta cuándo la seguridad del estado estará en manos de políticos que ven su puesto como un trampolín electoral?

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