Lula responde a Trump: intentará revertir arancel del 50 % y advierte con represalias si fracasa el diálogo

Mundo10/07/2025BP StaffBP Staff
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El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, anunció este jueves que su gobierno intentará negociar con Estados Unidos para revertir la imposición de un arancel del 50 % a todas las importaciones brasileñas, decretado por su homólogo Donald Trump. Sin embargo, advirtió que si el diálogo no prospera, Brasil aplicará una medida equivalente a los productos estadounidenses que ingresen a su territorio, en una decisión que escalaría significativamente las tensiones comerciales entre ambos países.

En una entrevista anticipada por la cadena TV Record y difundida en sus redes sociales, Lula también exigió respeto a Trump hacia las instituciones brasileñas, luego de que el líder republicano justificara la medida arancelaria como reacción al juicio por golpismo que enfrenta el expresidente Jair Bolsonaro. "Si el presidente Trump conociera un poquito Brasil, tendría más respeto", afirmó el mandatario brasileño, al tiempo que defendió la independencia del Poder Judicial y la soberanía de los brasileños para decidir sobre su democracia.

Lula anunció la creación de un comité especial, con participación de empresarios, para monitorear el impacto de la medida y “repensar la política comercial brasileña con Estados Unidos”. En paralelo, no descartó recurrir ante la Organización Mundial del Comercio (OMC), aunque reconoció que el organismo ha estado políticamente paralizado en los últimos años. Reiteró que si no se llega a una salida diplomática o multilateral, Brasil aplicará el principio de reciprocidad, es decir, aranceles del 50 % sobre bienes estadounidenses.

La reacción del presidente brasileño ocurre luego de que Trump anunciara el miércoles la imposición de un arancel generalizado del 50 % a las importaciones brasileñas a partir del 1 de agosto, alegando que Brasil ha atentado contra la libertad de expresión de los estadounidenses y contra los derechos políticos de Bolsonaro, a quien la Corte Suprema de Brasil procesa por supuestamente planear un golpe de Estado tras perder las elecciones de 2022. Trump acusó además al Supremo brasileño de emitir fallos “ilegales y secretos” para censurar contenidos en redes sociales, un argumento alineado con los discursos de la ultraderecha.

Lula no eludió ese punto. "Si lo que hizo Trump en el Capitolio el 6 de enero de 2021 lo hubiera hecho aquí, estaría siendo procesado como Bolsonaro", afirmó, defendiendo la legitimidad del proceso judicial que enfrenta su antecesor y señalando que el Poder Ejecutivo brasileño no interviene en causas judiciales porque “aquí cada poder es autónomo”. También recordó que el Congreso brasileño define las reglas del país, y no potencias extranjeras.

El líder progresista también desmintió las acusaciones de desequilibrio comercial. Señaló que, contrario a lo que afirma Trump, la balanza comercial bilateral ha favorecido a Estados Unidos durante más de quince años, con superávits acumulados superiores a los 90.000 millones de dólares solo en bienes. En 2024, Brasil exportó cerca de 40.400 millones de dólares en productos a Estados Unidos, representando el 12 % del total de sus ventas internacionales. Una medida de este calibre impactaría de forma directa sobre una red de más de 10.000 empresas exportadoras brasileñas, según alertó la Confederación Nacional de la Industria (CNI).

Mientras Lula apelaba al diálogo y a la defensa de la soberanía institucional, la ultraderecha brasileña celebró la medida de Trump. El diputado Eduardo Bolsonaro, hijo del expresidente, agradeció públicamente al mandatario estadounidense y llamó a sus seguidores a apoyar la Ley Magnitsky, una norma estadounidense que impone sanciones a individuos acusados de violar derechos humanos en el mundo. El gesto fue interpretado como un intento de internacionalizar la defensa de Bolsonaro, quien actualmente enfrenta un cerco judicial por su papel en la desestabilización institucional de 2022.

En contraste, sectores más moderados de la derecha brasileña han mostrado preocupación ante la medida de Trump, por considerar que sus consecuencias pueden ser devastadoras para el comercio bilateral y para industrias clave del país. El banco de inversión BTG Pactual estimó que los nuevos aranceles podrían provocar una caída de hasta 13.000 millones de dólares en exportaciones brasileñas hacia Estados Unidos en 2026, lo que representaría el 0.6 % del PIB nacional. Las pérdidas podrían elevarse a 14.000 millones en un escenario más adverso si Washington elimina excepciones arancelarias vigentes, como las aplicadas al petróleo.

La medida entraría en vigor parcialmente en el segundo semestre de 2025, con un impacto inmediato de aproximadamente 7.000 millones de dólares y efectos acumulativos en sectores como agronegocios, químicos, tecnología y bienes industriales. El informe prevé que Brasil intentará redirigir parte de sus exportaciones a otros mercados en los años posteriores, aunque reconoce que los daños comerciales y diplomáticos con Washington podrían perdurar si no se revierte la medida.

Para Lula, el fondo del conflicto trasciende lo económico: se trata de defender la institucionalidad democrática de Brasil frente a intentos de injerencia extranjera disfrazados de política comercial. "Trump fue elegido para ser presidente de Estados Unidos, no sheriff del mundo", concluyó. La disputa que hoy enfrenta a las dos mayores economías del continente no se reduce a cifras de comercio, sino que se inscribe en una batalla ideológica sobre los límites del poder, la soberanía judicial y el lugar de América Latina en la nueva geopolítica de las sanciones.

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