Senado aprueba reforma contra la reelección y el nepotismo, pero aplaza su aplicación hasta 2030

El Senado de la República aprobó este martes una reforma constitucional impulsada por la presidenta Claudia Sheinbaum, cuyo objetivo es prohibir la reelección consecutiva y el nepotismo en cargos públicos. Sin embargo, la entrada en vigor de estas disposiciones se postergó hasta 2030, una modificación que ha generado polémica y críticas por parte de la oposición.
La iniciativa, que busca evitar que familiares directos sucedan a funcionarios en cargos de elección popular, fue aprobada por unanimidad en lo general, con 127 votos a favor. No obstante, en lo particular, la propuesta de aplazar su implementación obtuvo 97 votos a favor y 26 en contra, reflejando la inconformidad de diversos sectores políticos.
El líder de la mayoría parlamentaria de Morena, Adán Augusto López, y el coordinador del Partido Verde Ecologista de México (PVEM), Manuel Velasco, promovieron la modificación para que las nuevas reglas entren en vigor hasta 2030, en lugar de 2027, como se proponía originalmente.
Este cambio ha sido señalado por la oposición como una maniobra que beneficiaría a ciertos políticos oficialistas con aspiraciones en las elecciones estatales de 2027. De ser aprobada en la Cámara de Diputados, la reforma aplicaría a partir de los procesos electorales federales y locales de 2030, dejando una ventana de oportunidad para que familiares de gobernantes actuales puedan competir en los próximos comicios locales.
La presidenta Claudia Sheinbaum ha defendido la reforma argumentando que busca erradicar la práctica del nepotismo en la política mexicana, donde esposos, padres, hijos y hermanos han mantenido el control de diversos municipios y estados por décadas.
A pesar del aplazamiento, la iniciativa avanza sin obstáculos significativos, ya que Morena y sus aliados tienen una mayoría suficiente en la Cámara de Diputados, donde se espera que la reforma sea ratificada sin modificaciones.
El debate sobre la reelección y el nepotismo continuará marcando la agenda política en México, en un contexto donde la lucha por el poder dentro de los partidos y los gobiernos estatales sigue siendo un factor clave en la configuración del futuro electoral del país.