

En un nuevo esfuerzo por vincular salud alimentaria, producción nacional y economía solidaria, el Gobierno de México presentó oficialmente el programa “Chocolate para el Bienestar”, un producto elaborado con ingredientes naturales y sin aditivos artificiales, cuya distribución se realizará en cuatro fases hasta alcanzar cobertura nacional. El anuncio fue hecho por María Luisa Albores, titular del programa Alimentación para el Bienestar, durante la conferencia matutina de la presidenta Claudia Sheinbaum.
El proyecto incluye tres presentaciones principales: barra de chocolate de 20 gramos, chocolate en polvo y chocolate de mesa, todos elaborados a base de cacao nacional con un mínimo del 35% de contenido real, sin saborizantes ni conservadores, y con azúcar de caña natural. Según detalló Albores, la barra tendrá 50% de cacao (40% pasta de cacao y 10% cacao adicional), 35% de azúcar de caña, 1% de sal y será vendida a $14 pesos en las Tiendas del Bienestar. El chocolate en polvo, con fortificación vitamínica y sin aditivos, se comercializará a $38 pesos, mientras que el chocolate de mesa, con canela y sin edulcorantes sintéticos, estará disponible por $96 pesos.
A pesar de no contar aún con plantas propias de maquila, la distribución nacional se organizará en cuatro fases, comenzando por zonas prioritarias con altos niveles de marginación. Las autoridades señalaron que el producto no solo está pensado como una opción alimentaria saludable, sino como un impulso directo a productores cacaoteros nacionales, principalmente de estados como Chiapas, Tabasco y Oaxaca, mediante esquemas de compra directa y sin intermediarios.
“Estamos hablando de una golosina sana, que no es solo azúcar sintética”, afirmó Albores, quien también subrayó que la iniciativa se inspira en modelos exitosos de economía social que combinan acceso nutricional, justicia económica y fortalecimiento de cadenas cortas de valor.
Este lanzamiento se enmarca en una estrategia más amplia del gobierno federal para mejorar la calidad de los alimentos disponibles en comunidades marginadas, al tiempo que se estimula el consumo de productos tradicionales con valor nutricional. En paralelo, el “Chocolate para el Bienestar” busca posicionarse también como un ejemplo de integración agroindustrial con valor social, ofreciendo estándares de calidad equivalentes a los del mercado internacional, pero accesibles para el consumo popular.
Si bien aún se enfrentan desafíos logísticos y de escalamiento, el programa ha sido recibido como un paso simbólicamente potente hacia una política alimentaria con rostro propio: una que nutre, incluye y construye bienestar desde lo local.